ENTREVISTA
Holzer
Entrevistamos a la artista que redefinió el arte conceptual
Por Iñaki Esteban

«El contenido feminista debe estar dentro y fuera de los museos»

Jenny Holzer

Autora de ‘Instalación para Bilbao’, confiesa que de joven le hubiera gustado recorrer «uno o dos Guggenheim»

Las paredes de las calles de Nueva York fueron su primer lugar de exposición, en la década de los setenta. En ellas, Jenny Holzer (Gallipolis, Ohio, 1950), colocó sus folios de colores con mensajes que expresaban sentimientos incómodos, de miedo, rechazo, violencia, necesidad y ausencia de protección. Quien vaya a la Tate Modern de Londres se los encontrará en la entrada a los espacios expositivos.

Holzer mantiene una relación muy especial con el Guggenheim. Su ‘Instalación para Bilbao’, los letreros luminosos en rojo cuyas palabras suben y bajan, está en la planta baja del museo desde su inauguración en 1997. El Guggenheim posee una media docena de obras de la artista, que tuvo en 2019 la retrospectiva ‘Indescriptible’. Entonces presentó ‘Para Bilbao’, una proyección de luz de 169 textos cuya autoría corresponde a 19 poetas sobre la fachada de titanio del museo.

- Su relación con el Guggenheim se remonta a sus inicios, a través de su ‘Instalación para Bilbao’. ¿Qué pensó la primera vez que conoció el diseño y el lugar del museo?
- Me sentí una artista muy feliz y afortunada cuando me invitaron a hacer un trabajo específico para la arquitectura salvaje de Gehry. Mi entusiasmo subió aún más al visitar Bilbao mientras el museo estaba en construcción y pude ver los huesos de acero y su audaz revestimiento. Agradecí la ubicación junto a un río que lleva al mar. Pensé en barcos, viajes y aventura. Estoy encantada de tener un espacio central para mi instalación, que se puede ver desde distintos niveles y ángulos. Pude posicionar una obra de arte tecno, brillante y rectilínea para jugar con las curvas de Gehry, que me ayudó con su equipo a concebir la pieza y fue un regalo.

El Guggenheim subrayó la dimensión económica de los museos como ningún otro lo había hecho antes. ¿Qué piensa usted al respecto?
- Fue inteligente entender y predecir que el arte y la arquitectura pueden ser bienes económicos y culturales para la gente, para una comunidad, para una ciudad y para una región. Esta perspectiva financiera se había descuidado, pero el Guggenheim es la prueba de las grandes posibilidades de esta faceta, si se gestiona con destreza.

-¿Cómo ha visto la evolución del museo como institución desde los años sesenta, cuando era estudiante de arte?
- Es maravilloso. Cada vez hay más y más museos experimentales, inclusivos y reflexivos. De joven no tuve nada de eso. Ojalá hubiera podido recorrer uno o dos Guggenheim durante mis años de formación.

- Usted comenzó poniendo mensajes, con una perspectiva feminista, en las calles y ahora se muestran en museos como el Guggenheim. ¿Cómo afecta al significado de la obra ese desplazamiento?
- Hay que emplazar el contenido feminista dentro y fuera de los museos. Debe defenderse más a las mujeres y mejorar sus vidas en estos tiempos regresivos. Los mensajes para mujeres y niñas deberían ajustarse y situarse adecuadamente. Por supuesto, al contenido le influye lo que le rodea. Imaginar la ubicación con sensibilidad y luego dirigir lo que es potencialmente efectivo es parte del trabajo del artista y del activista.

Emplazamiento

«Agradecí que mi obra estuviera junto a un río que lleva al mar. Pensé en barcos, viajes y aventura»

Jenny Holzer

Jenny Holzer

- En su retrospectiva ‘Thing Indescribable’ (‘Indescriptible’) se refirió a la guerra y las muertes violentas. Desafortunadamente, ahora nos enfrentamos a la invasión rusa a Ucrania y a los tiroteos continuos en Estados Unidos. ¿Cuáles son sus ideas y sentimientos al respecto?
- Es comprensible caer en la desesperación, pero ¿quién quiere ser herido o morir a manos de criminales y como consecuencia del pensamiento imbécil y las terribles políticas detrás del caos y los asesinatos en masa? Las atrocidades merecen descripción, protesta y acción. La guerra y su destrucción, y la financiación de la guerra con el petróleo es especialmente estúpida y criticable en un contexto de crisis ecológica, una crisis que se debe en gran medida a la combustión del petróleo...

- Mirando hacia atrás en su trabajo, parece que todos sus mensajes mantienen su relevancia: género, abuso, enfermedad (pandemia además de sida), violencia…
- Idealmente los mensajes no deberían ser relevantes, pero los seres humanos repiten patrones. No estoy segura de que de lo que yo intento sea útil, pero hacer el esfuerzo me ayuda a no odiarme tanto. El odio a uno mismo puede ser bueno para la creación cuando produce crítica constructiva del arte y de uno mismo. De lo contrario, lleva al suicidio.

- En los últimos años, han surgido muchos artistas con orientación feminista, antirracista y, en general, comprometido. ¿Qué relación cree que existe entre ellos, usted y su generación, la de los setenta?
- Me da miedo adjudicarme una influencia sobre artistas más jóvenes. Pero sí puedo decir los que me influyeron a mí, artistas como Nancy Spero, Leon Golub, Louise Bourgeois, David Hammons, Kara Walker, David Wojnarowicz y muchos otros.

- ¿Qué opina de la denominada ‘cultura de la cancelación’?
- Depende de a quién le cancelen y por qué. Pero hay gente muy despreciable que hace cosas terribles y que debe, como mínimo, ser cancelada.

- Ha realizado su primera obra digital para móviles, ‘Como la belleza en llamas’, para una presentación en el Guggenheim. Ha trabajado con soportes como el papel, la piedra, las luces led y ahora con ‘materiales’ virtuales. ¿Cómo explica tanto cambio?
- Me cuesta pararme quieta y me gusta explorar diversos materiales para encontrar el más adecuado, o los más adecuados a lo que quiero plantear. No creo que el medio sea el mensaje, pero sí me parece que el soporte es una parte muy significativa a la hora de lanzar los mensajes y del proceso de elaboración de la obra de arte.

- ¿Qué opina de la explosión del mercado de las obras virtuales?
- Como en el resto de las prácticas artísticas, hay algunas cosas mucho mejores que otras. Me ha parecido muy extraño el proceso por el que han cogido un precio tan alto. Por el lado positivo, me parece que es otra vía para que los artistas puedan vender su obra.

- Cuando estuvo en Bilbao para su exposición, dijo que había vuelto a coger los lápices, los pinceles y las acuarelas virtuales. ¿Sigue con ello?
- He hecho algunas algunas acuarelas sobre actos terribles, de carácter político. No sé si tienen algún valor, pero el proceso fue terapéutico.

- ¿Qué es lo que más le gusta de Bilbao?
- Caminar por la calle y ver a un montón de gente vagar por ella codo con codo.

CRÉDITOS

Entrevista y texto: Iñaki Esteban