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Sergio González | Cocinero

La carta del restaurante tatuada en la piel

De familia gallega, el pulpo siempre ha sido su vida. «Lo preparo desde los 16», dice Sergio González, dueño del restaurante GonVaz de Bilbao, mientras corta uno con el cuchillo que heredó de su padre. Siempre le gustaron los tatuajes, pero empezó tarde, con 35 años: «Cuando eres joven, con 18, no sabes lo que quieres. Pienso que en los tatuajes tienes que reflejar parte de tu vida». Desde entonces no ha parado, cada mes y medio se hace uno nuevo en el estudio Holly Roller de Barakaldo. La mayoría, cómo no podría ser de otro modo, son pulpos. «Hay clientes que me dicen que tengo la carta tatuada», ríe.

OLATZ HERNANDEZ
JORDI ALEMANY (fotografía)
PABLO DEL CAÑO y MARTA MADRUGA (vídeos)

El primero

Antes de cubrirse la piel de tentáculos, se tatuó las iniciales de su mujer y sus hijos. ‘HCS’: Hugo, Carla y Sergio. Lo lleva en la parte interior de la muñeca izquierda y solo se aprecia mirando detenidamente. «También tengo sus nombres en el codo, con los de mis padres. La familia es muy importante para mí», destaca Sergio.

Retrato de su madre

En la espalda luce un retrato de su madre en blanco y negro. «Es una foto que le tomaron el día de mi boda. En vez de hacerme el típico ‘Amor de madre’, decidí tatuarme un retrato suyo en un día importante para mí». En la imagen aparece arreglada y muy elegante: «Ahora está igual a entonces», destaca Sergio. «Todo el mundo quiere a su madre y para mí lo es todo».

Los pulpos

Estos animales cubren la mayor parte de su cuerpo: en el brazo izquierdo a color y en el derecho en blanco y negro. Elegir su favorito no es fácil, tiene tantos… «Un pulpo pirata, uno japonés que prepara sushi.. Uno de mis favoritos es en el que salgo yo cocinando uno», destaca. Aunque el de inspiración nipona también es de los que más le gustan. «Tiene todos los detalles, ¡hasta lleva una bandera en la que pone GonVaz!».
En el brazo izquierdo también lleva una brocheta de pulpo y todos los ingredientes necesarios para prepararlo:, desde el aceite, hasta el bote de pimentón. «Tienen un color muy bonito y llaman la atención. Hay clientes que me dicen que tengo la carta tatuada».

El mono

En una de sus piernas destaca el tatuaje de un mono «bastante gamberro». Lleva una camisa a rayas, una cadena, gafas de sol… «El mono me gusta mucho como animal, es súper simpático», apunta Sergio y explica que el tatuaje es «una burla». Cuenta con muchísimos detalles y la gente se fija constantemente en él.

El más reciente

En la otra pierna luce el último de los tatuajes que se ha hecho. Aparece otro animal, en este caso, la araña del Guggenheim. «Estaba paseando con mis hijos y les saqué una foto bajo la araña. No lo tenía previsto, pero me gustó mucho el encuadre», reconoce. Ahora lleva la instantánea en la piel y, justo debajo, aparece la fecha. «Es para recordar qué edad tenían mis hijos cuando se hizo la foto».

Créditos

Entrevistas:
Olatz Hernández
Fotografía:
Jordi Alemany
Vídeos:
Pablo del Caño y Marta Madruga