ESTAMPAS BILBAÍNAS

:: FOTO RAMÓN DE AURTENETXE LUPIOALA

RECLUIDOS ENTRE REJAS CON PASIONES DESIGUALES

Además de la pérdida de libertad, la vida en la cárcel se ve restringida por una serie de normas que los internos deben cumplir escrupulosamente. Solo en el patio recuperan la sensación de seguir en la calle.

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Pantomima taurina en la prisión de Larrinaga. Reclusos de la cárcel bilbaína celebran la festividad de Las Mercedes (24 de septiembre) poco antes del desmantelamiento del centro y el traslado a las nuevas instalaciones de Basauri.

Los internos organizan una serie de festejos, donde no pueden faltar el partido de pelota y una novillada sin picadores que se anuncian oportunamente en los lugares de mayor tránsito con carteles. Durante esos momentos, las rígidas normas de la reclusión se relajan y la población penitenciaria vive momentos de distensión, en los que afloran las risas y las emociones personales.

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