ESTAMPAS BILBAÍNAS

:: RICARDO SANTALO-BLANCO Y NEGRO
EL GLOTÓN QUE DA LA BILBAINIDAD A LOS NIÑOS
Una máxima chirene asegura que quien no ose pasar por las fauces del Gargantúa no adquiere la condición de bilbaíno. Es un trago que los niños de la villa deben dar como su particular ceremonia de iniciación.
1908
El Gargantúa sienta sus reales en los jardines de Albia. Las fiestas de la Semana Grande, como todas, tienen sus peculiares ritos. Uno de los más madrugadores es el del transporte del singular tragón comeniños, que no falla ningún año.
Cuenta Marino Montero que se debe a Antonio de Echániz, jefe del cuerpo de bomberos de la villa, su indispensable intervención en la Semana Grande. Inspirado en los cuentos de Rabelais, convierte al insigne héroe mitológico en bilbaíno (1854). El centenario personaje se encarga de comerse a los niños, que repiten incansables una costumbre centenaria por la que es necesaria pasar.