EL CORREO ESPAÑOL-EL PUEBLO VASCO martes, 8 de mayo de 1984
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EL NERVION, EN ROJO Y BLANCO
convertía en un atronador orfeón cuyo cántico victorioso, como
el de las sirenas a Ulises, llamaba con poderosísimo magnetis-
mo, Nervión arriba, a las gentes a viajar a un paradisiaco Itaca
con los campeones.
El Puente Colgante, de rojiblanco
Eran las cuatro y veinte cuando el cortejo victorioso pasaba
bajo el Puente de Vizcaya, un singular
arco de triunfo
para
honrar a los
supercampeones,
presidido en lo más alto por una
bandera rojiblanca. El Puente Colgante, el más elegante, leré,
se constituía en un majestuoso marco que, con las decenas de
embarcaciónes surcando la ría y ambas riveras abarrotadas de
gente que aclamaba a los
leones,
componía una estampa de
enorme belleza plástica.
Campeones, campeones
cantaban
hasta la afonía desde las orillas de Portugalete y Las Arenas
cientos de personas que llenaban los muelles y llegaban a
ocupar hasta las rocas de contención en un afán sin límites por
situarse más cerca del equipo de sus amores.
Los jugadores, pletóricos de alegría y emoción, brindaban
con agua
de Bilbao -
el mágico elixir con el que por estos pagos
se celebran las victorias- y saludaban sin cesar a la afición.
Ventanas, balcones, azoteas y hasta tejados eran las atala-
yas desde donde los forofogoitias aclamaban al campeón. En
las barcazas, charangas y fanfarres no cesaban de interpretar
el Alirón. Y casi como convidado de piedra, un león de
verdad,
a bordo de un gasolino, tras los barrotes de su jaula miraba a
estribor, alucinado, ante el inmenso griterío que emanaba de la
orilla de Portugalete. Ante el jolgorio y la incontenible juerga
que reinaba en la gabarra de los
leones,
el otro, el felino,
despanzurrado sobre el suelo de su prisión, más parecía una
de las esculturas de las Cortes que el símbolo de la garra del
equipo de San Mamés.
Factorías y barcos saludaron al campeón
Por el rio Nervión seguía subiendo una gabarra y nadie
se
privaba de salir a rendirle, tributo de pleitesía. Los buques
anclados en la ría saludaban el paso del cortejo con sus
sirenas. El que más destreza mostró fue el
Hiramand
star que
entonó un solemne e impecable
bu-bu, bu-bu-bu, bu-bu-bu-bu,
bu-bu
que hizo estremecer todos los corazones rojiblancos a
la altura de Sestao. Allí, un poco más adelante, cuando eran las
16,35 horas, los trabajadores de Altos Hornos, enfundados en
sus monos, saludaban con sus cascos a los campeones
mientras la sirena de la factoría, como la de todas las empresas
que se asoman al Nervión, sonaba una y otra vez.
En la otra margen, la carretera de la ría se encontraba
abarrotada de gente que no cesaba de cantar y corear las
consignas de fervor rojiblanco. Entre la comitiva, el agua
de
Bilbao
corría de barco en barco para refrescar unas garagantas
incansables. En el
Bizkaiko ama,
un pesquero de Elanchove,
dos veteranos arrantzales, juntaban sus prominentes barrigas
para bailar en cubierta una melodía
«dedicada» a
Maradona.
A las cinco en punto, la flota rojiblanca pasaba bajo el puente
de Róntegui, mientras desde Graficas
Ellacuría
se lanzaban
centenares de recortes de papel rojo y blanco a modo de
confeti sobre la multitud. En unos astilleros, una pancarta
anunciaba que allí se construyen gabarras para los
leones y
junto a la base de uno de los pilares de Róntegui, que estaba
atiborrado de forofos, entre el flamear de banderas, se distin-
guían dos enseñas gallegas para significar que el amor por el
Athlétic no conoce fronteras. Antes, una pancarta situada en la
pluma de una grúa tenía escrito
«Clemente,
Asturias
te saluda».
Un tren ((especial))
Luchana, Elorrieta, Zorroza llenaron sus riberas de una
multitud desbordante para recibir a Clemente y sus mucha-
chos. A la altura de Olaveaga, el tren de la línea Bilbao-
Santurce aminoró su marcha para, en paralelo, seguir el
trayecto del cortejo durante un buen trecho. Desde las venta-
nas y puertas del convoy ferreo, los viajeros mostraban
banderas rojiblancas y gritaban hasta la extenuación el cam-
peones,
campeones.
Desde un embarcadero, una fanfarria
entonaba el Alirón y hasta un buque, matriculado en Hong-
Kong, se llenaba de hinchas con enseñas del Athlétic.
Pasadas las cinco y media, se llegaba a la Ribera de Deusto
y el entorno del puente levadizo mostraba un aspecto impresio-
nante. Aquello era un verdadero hervidero humano. Y entre la
masa descomunal de gente, dos
currelas
habían encontrado
un palco de privilegio: una barquilla colgada de la pluma de una
grúa desde donde, con una bandera rojiblanca y una ikurriña,
vieron al campéon.
E.T. y Maradona
En el Campo Volantín, las barandillas del paseo parecía que
iban a reventar. Los muelles de Uribitarte también estaban
abarrotados y en miradores, balcones y ventanas no cabía un
alfiler. De especial emoción fue la arribada al puente del
Ayuntamiento donde una pancarta recordaba una máxima
incontestable:
«Con cantera y afición, no
hace
falta
importación».
Por la megafonía sonó una vez más el Alirón
y
aquello fue el delirio. Junto a su Casa Consitorial, engalanada
con metros y metros de tela rojiblanca, los bilbaínos no pararon
un segundo de aclamar a su equipo. Bueno. Había
chimbos y
también un extraterrestre. En efecto, un muñeco de E.T.
aparecía junto a la ría vestido con camisola del Athlétic y con
una pegatina de
I /ove you,
leones.
También se podía ver la imagen de otro
monstruo.
Pero ésta
en situación menos gloriosa. Una fotografía de Maradona
impresa en cartón colgaba sobre las aguas pendida de una
cuerda atada al cuello. Antes, en el barco Mangueira, de Río de
Janeiro, otro muñeco ahorcado representaba el
cariño
que se
siente por el
crack
argentino.
Por fín, a las seis y cuarto, con 15 minutos de retraso sobre
el horario previsto, la gabarra Athlétic desembarcaba en San
Antón. Había sido dos horas y medio de contacto emocionado
con la afición a través de toda la ría. La singladura triunfal del
Super-Athlétic
había finalizado.
Pancarta de salida con Santurce y el monte Serantes como telón de fondo.
Todas las embarcaciones hábiles del Abra acompañaron al Athlétic.
NOS HEMOS RECONCILIADO CON LA RIA
Olmo
En este mundo, todo tiene sus compensaciones y como ría. Por allí vino el cisco aguas abajo y por ahi ha venido la
dice el refrán -y dice bien-, nunca falta un roto para un alegría apoteósica del recibimiento aguas arriba. Yo diría ::
descosido. Por eso, resulta ahora doblemente grato ver que, indemnizaciones aparte, estamos en paz y pelillos a
cómo nos ha llegado la compensación de las inundaciones,
la mar.
precisamente por el mismo sitio por donde llegó, hace casi
Bilbao
se
vistió ayer de rojo y blanco, pero no sólo en
nueve meses (qué curioso, el período de gestación de un las orillas del Nervión desde el Abra, hasta San Antón, sino
niño) aquella riada que armó la gorda en el Casco Viejo y en todas sus calles, donde el pueblo cantó y bailó al
parte del nuevo,
compás del «Alirón» y del «¡Atleeeet¡...EUP!», que ha sido el
La ría, esa arteria fluvial, que Zuazagoitia bautizó como estribillo urbano de estos dos días de jolgorio, en los que
«cloaca navegable»: la ría, cordón umbilical que une Bilbao hemos participado, con más o menos acción directa, todos
con el mar, se convirtió el pasado agosto en zipizape los bilbaínos.
hidráulico por la fuerza de la crecida, y ahora, mansa,
La única excepción curiosa ha sido la de un elemento,
agradable, jovial nos trajo otra avalancha, esta vez jubilosa que siendo protagonista muy directo de la apoteosis
y simpática, en forma de recibimiento apoteósico, con futbolística estoy seguro que no se enteró de qué iba la
gabarra incluida tripulada por Clemente and boys. Hubiera fiesta. Me refiero al león número doce, a ese león que los
sido ya el completo, que la ría, además de vía navegable «hinchas» jubilosos pasearon en una jaula por las calles de :
para gabarra futbolística y triunfal, hubiese aparecido la Villa, como símbolo del equipo que utiliza al rey de la .:
limpia y hasta con peces, pero todo llegará con el tiempo,
selva para dar personalidad a sus jugadores. Me gustaría
porque estoy seguro que el Athlétic volverá a repetir su haber podido leer la mente de ese animal metido en la
triunfo cuando el plan de saneamiento del Nervión sea una danza del triunfo athlético. Me lo imagino diciendo: «,Qué
realidad,
hace un bicho como yo en un jolgorio como este?». Y no le
Mientras tanto, resulta agradable gozar de estas jorna- faltaría razón al animal para semejante comentario, pero la
das, no sólo por el entusiasmo de un triunfo futbolístico con vida es así, macho, y si los jugadores del Athlétic han hecho
el que nuestro Athlétic ha repetido las glorias de otros una triunfal propaganda de la raza felina por todos los
equipos legendarios, sino también por el hecho de que esa campos de fútbol de España, justo es que un león de .'•
jornada apoteósica del recibimiento haya tenido como verdad devuelva el favor haciendo un poco de propaganda
escenario la ría de Bilbao, con la cual los vecinos estába- del equipo por esas calles metidas en juerga.
mos un poco enfadados, a cuenta de las inundaciones. Ese
Ya lo dije al principio. Todo en este mundo tiene sus
es otro mérito más que añadir a los que ha conseguido el
compensaciones y nunca falta un león para un equipo y
club bilbaíno en la Liga y en la Copa y que podría yo aquí
viceversa.
resumir en tres puntos fundamentales, con permiso de
Y para que no decaiga, vamos a cantar todos a una esta
ustedes. A saber:
vieja bilbainada puesta al día:
Mérito número uno: Haber ganado tres Copas segui-
r
das. Liga, Copa y Supercopa (Toma canela, Manuela).
«Por el rio Nervion
Mérito número dos: Haber demostrado que sin gastar-
subía
una gabarra,
se 1.200 millones en jugadores superclase y no sé cuantos
rumbala-rumbala-rum,
millones en entrenadores supertécnicos y además extran-
con once jugadores
jeros, se puede
ser
el número uno del fútbol nacional, sin
de un club que tiene garra,
discusión y limpiamente (Chupa del frasco, Carrasco).
rumbala-rumbala-rumba,
Mérito número tres: Haber reconciliado a Bilbao con su
y
Clemente en
,
el timón.»




