Aritz Aduriz

:: J.M. MALLO

Los calificativos se agotan para describir el excepcional rendimiento de Aritz Aduriz. Pongan el adjetivo que deseen para explicar lo que ha logrado el futbolista del Athletic en este 2016 que está a punto de pasar a la historia. Él, sin embargo, ya lo ha conseguido. ¿Por dónde empezamos? Por el final. Acaba de estirar su contrato con el club vizcaíno hasta 2018, una temporada más, y terminará su vínculo con la escuadra rojiblanca cuando tenga 37 años y cuatro meses. ¿Será el último? Quién sabe. El ariete asegura tener muchos retos pendientes. Sus números son excepcionales, sí, únicos, envidiables, pero quizá no extrañarían tanto en un futbolista de 25, 28 o 30 años. Él, uno de los premiados por EL CORREO anoche en la Sala BBK en una gala patrocinada por el Ayuntamiento de Bilbao y la BBK, lo ha conseguido con 35 años. Por eso siempre repite una consigna: lo importante es el rendimiento, no la edad.

Y esa capacidad anotadora, también otros aspectos que aporta al equipo como su veteranía, los huecos que abre para sus compañeros, le permitió regresar a la selección en noviembre. Fue unas horas después de haber sido padre por segunda vez y de firmar una marca prodigiosa en la Europa League, con el Genk como víctima: cinco goles en un encuentro, algo que no sucedía en el Athletic desde que lo logró Fidel Uriarte en 1967 y que nunca había ocurrido en el actual formato de la segunda competición continental. Increíble. De hecho, marcha pichichi del torneo.

Como lo es del Athletic. Y como lo fue al finalizar la campaña que echó el cierre el pasado mes de mayo. Marcó 36 goles entre todas las competiciones, Liga (20), Copa (2), Europa League (10) y Supercopa (4). Su mejor registro. Ese mérito permitió que, por fin, Vicente del Bosque le convocara con la selección española para la Eurocopa de 2016 de Francia. Un reconocimiento más a una trayectoria impresionante, excelente, en una etapa vital en la que la mayoría de los profesionales han colgado las botas. Por cierto, en noviembre se convirtió en el futbolista más veterano que lograba una diana en un partido oficial de ‘La Roja’; la víctima fue Macedonia en Granada.

El mérito, a sus compañeros

Otro récord. Es que Aduriz no para de sorprender por arriba (su capacidad de salto resulta impresionante), desde el punto de penalti, desde el área pequeña... Aunque siempre que lo logra, él se quita mérito. Mira para el vestuario, para sus compañeros, para unos hombres que siempre tienen una palabra de elogio para el donostiarra, que en febrero cumple 36 años. «Sin el equipo no soy nadie. Termino las jugadas, pero el trabajo es de todos», les aplaudió después de aquel repóker, con humildad.

El artillero guipuzcoano ya piensa en 2017, y también en 2018. Ya adelantó sus intenciones el día que se anunció su renovación. «Todavía tengo muchos retos pendientes». Golear, y algún título.