ESTAMPAS BILBAÍNAS

Distribución de víveres por la Intendencia militar.

:: ARCHIVO EFE

DANOS EL PAN (BLANCO) PARA COMER CADA DÍA

Tras varios días sin suministro y con las tiendas cerradas y desabastecidas, la población comienza a padecer las secuelas de la guerra. Faltan la carne y el trigo; y hace tiempo que el arroz y el maíz sustituyen al pan.

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Distribución de víveres por la Intendencia militar. El hambre se manifiesta con toda su crudeza durante los últimos días de la guerra, de tal manera que los camiones del Ejército se ven casi asaltados por una población muy necesitada.

El pan, que antes era el alimento base de las familias modestas, se convierte en otro apreciado artículo de lujo y se decreta su racionamiento. En el mejor de los casos, para aquellos que tienen una cartilla de racionamiento de tercera, las cantidades oscilan entre los 150 y 200 gramos. Los alimentos suministrados carecen del mínimo valor nutritivo necesario para la subsistencia.

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