DAVID GONZÁLEZ
ENVIADO ESPECIAL. DORTMUND
«¿Pero dónde están los vasos? Mal
empezamos».
Íñigo
, vitoriano de
31 años, se desesperaba nada más
subirse al camarote número 51 del
tercer tren a Dortmund. El car-
gamento adicional –a base de
mejunjes de variopinta gradua-
ción alcohólica– con el que pen-
saban paliar el atracón de kiló-
metros carecía de los correspon-
dientes recipientes unipersonales.
Una tragedia griega, vamos. «Pues
habrá que beber a morro o enga-
ñar a alguien para que nos pres-
te alguno», le replicaba
‘Jotero’
,
socio alavesista enfundado en la
camiseta oficial de la finalísima,
rebautizada en el desplazamien-
to como la del ‘Alavés Juniors’.
El aposento, compartido por
otros tres ilusionados hinchas
albiazules, era el reflejo de la
expectación. La que embargaba
al último convoy vitoriano que
partió la noche del martes desde
Hendaya hacia Dortmund, la nue-
va tierra prometida del alavesis-
mo. El vetusto ferrocarril –anun-
ciado como un moderno ‘TGV’ o
algún modelo similar y, en reali-
dad, una tartana con demasiadas
batallas a cuestas– les depararía
numerosas sorpresas. Algunas,
desagradables.
Conforme transcurrían los kiló-
metros, la temperatura ambien-
tal se acrecentaba. Cada vagón se
aprestaba para luchar contra la
desidia de un viaje tan largo y
demoledor. Las alternativas daban
para un dossier. Timbas, el clási-
co dominó –ambas con las escale-
ras de las literas como improvi-
sadas mesas de juego–, un sinfín
de revistas y cargamentos etílicos
ayudaban a matar las horas ini-
ciales. «Pues a mí me parece que
esto del tren es igual de cómodo
que el avión», retaba
Diego
a sus
compadres Íñigo, ‘Jotero’,
Rafa
y
Joseba
.
Con la velocidad de crucero
incorporada, el ferrocarril se
adentraba en numerosas ciuda-
des galas donde se veía obligado
a frenar –no demasiado– su can-
sina marcha. Era el momento ide-
al para salir a las ventanas del
estrecho pasillo y darse a conocer.
«¡¡Eeeeeehh, Burdeos!!», gritaban
a los sorprendidos transeúntes.
«¡Forza Italia!», les respondía una
desinformada señora.
Desmelene nocturno
Con la caída de la noche, el
ambiente se desmelenó. Cánticos,
soflamas y socarronería regada
por ‘prestigiosos’ caldos termi-
naron de elevar hasta la ebulli-
ción el microclima del tren albia-
zul.
Los alavesistas que atravesaronmedia Europa
en ferrocarril para llegar a Dortmund
combatieron el
retraso con buen humor y un punto de socarronería
Odisea
sobre raíles
LA TRAVESIA.
Arriba, aficionados saludan en la salida del tren en
Hendaya. Debajo, cogiendo postura y cargando vituallas.
/ A. LARRETXI
EL CORREO
JUEVES 17 DE MAYO DE 2001
X
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EL ALAVÉS, SUBCAMPEÓN DE LA COPA DE LA UEFA




