D. GONZÁLEZ
ENVIADO ESPECIAL. DORTMUND
Estos ingleses no parecen tan fie-
ros como los pintan. La numero-
sa hinchada del Liverpool hizo
honor a su leyenda sólo a medias.
Se mantuvo fiel a la pinta de
espumosa cerveza soldada a la
mano, el carácter gamberro y el
apoyo tan incondicional como
machacón a los suyos. Y, afortu-
nadamente, la estela de violencia
que les acompaña por los campos
de Europa desde la tragedia de
Heysel brilló por su ausencia en
Dortmund. Tal vez por la perple-
jidad que les produjo la desenfa-
dada actitud en las filas rivales.
Y eso que los seguidores de los
‘reds’ –más duchos en finalísimas
continentales– habían prepara-
do al milímetro la estrategia.
Apoltronados en las tabernas
adyacentes a la estación de tren,
con sus mesas copadas por latas
y vasos mastodónticos del zumo
de cebada, aguardaron la irrup-
ción de la riada albiazul. Carte-
les inmensos con mensajes subli-
minales para amedrentar al opo-
nente. Por ejemplo; «El Liverpo-
ol es mejor que Dios» o «Pasado
glorioso, futuro más glorioso».
Sin embargo, tanta bravuco-
nada desapareció cuando el grue-
so de la delegación británica se
sumergió en el centro de la urbe
teutona. En la Plaza de Reinoldik,
epicentro del dispositivo lúdico
albiazul, se toparon con un arma
desconocida. Con la música del
vitoriano Raúl escupida a todo
volumen por los altavoces y rode-
ado de camisetas rosas, albiazu-
les y gualdiazules,
Steven Gerry
luchaba por hacerse un hueco
donde dar buena cuenta de su pla-
to de humeante paella. «Los del
Alavés saben cómo montárselo»,
exclamaba con la boca llena.
«¿Violentos? Eso es una man-
cha negra que nos acompañará
ya de por vida», explicaba su com-
pañero,
Colin
, otro ‘infiltrado’
seducido por la gastronomía y el
ambiente desenfrenado de la car-
pa alavesista.
«‘Who is Celedón?’»
Pocos minutos después de que el
reloj marcara las tres de la tarde,
bajo una torrencial lluvia, Cele-
dón –nuevo abanderado del ‘movi-
miento’ albiazul– adelantaba su
bajada casi tres meses. Los afi-
cionados vitorianos, sin impor-
tarles chaparrón, revivieron los
memorables 4 de agosto. Los
ingleses, cuyo cuartel general se
hallaba a escasos metros, asistí-
an incrédulos a la escena.
«‘Who is Celedón?’ (¿Quién es
Celedón?», preguntaba
Mark
, un
cuarentón de barriga despropor-
cionada. Al serle desvelado el
‘secreto’, su rostro varió de la
curiosidad a la sorpresa. «Están
locos estos del Alavés», soltó para-
fraseando a Asterix.
Algunos colegas suyos, con
menores inquietudes culturales,
aprovecharon la ocasión para
retar a sus adversarios a un
curioso pulso. Bajo la incesante
tromba, uno de ellos se lanzó a
emular a Carl Lewis. A su vera,
otro exhibió descocado un per-
fecto conjunto de lencería fina.
Roja, por supuesto.
La respuesta alavesista resul-
tó mucho más sutil. Un seguidor
del ‘Glorioso’ blandió desafiante
una banana de proporciones des-
comunales decorada con un lema
sangrante. «Alavés campeón.
‘Liverpool you’ll never cry alone’
(Liverpool, tú nunca llorarás
solo)», rezaba el texto del con-
tundente objeto. «Están locos
estos del Alavés», repitió Mark
mientras movía la cabeza de un
lado a otro.
UN ‘HOOLIGAN’
exhibe su ropa interior; roja, claro.
/ REUTERS
DOS GENERACIONES.
Cruyff hijo y padre se abrazan ante el trofeo al finalizar el encuentro.
/ REUTERS
El entrenador del Liverpool,
Gérard Houllier, afirmó, al tér-
mino de la final, que «el parti-
do ha sido como una película de
suspense». El técnico francés
declaró que estaba convencido
de que su equipo ganaría el par-
tido en la prórroga. «Yo creía
que lo ganaríamos, aunque no
sé de dónde sacan mis jugado-
res la energía. Fowler ya tuvo
una oportunidad de marcar.
Pero, al final, ellos concedieron
un gol tonto».
Houllier se declaró muy orgu-
lloso, «porque hoy es un día his-
tórico: es la primera vez en la
historia que un conjunto inglés
gana tres copas y es la primera
Copa que este club gana en
Europa desde el año 1984».
Por su parte, Gary McAllis-
ter, que, a sus 36 años, fue uno
de los más destacados de su
equipo y que lanzó el golpe de
castigo que acabó con el gol
decisivo, se declaró ‘vacío’ al
terminar el partido: «No sé ni
lo que siento. No puedo creerlo.
No sé lo que es esto. Creo que
ha sido un encuentro asombro-
so y hay que darle todo el cré-
dito al Alavés».
El centrocampista escocés
afirmó que no sabe si volverá a
jugar después del verano y mos-
tró cierta pena por los años
pasados en conjuntos inferio-
res: «Debe ser fantástico sentir
esto cuando eres joven».
Houllier: «Ha sido una
película de suspense»
Los ruidosos seguidores del Liverpool
se comportaron,
en su mayoría, con corrección
y sucumbieron
en las horas previas a la final al importante
dispositivo lúdico montado por la entidad albiazul
La mayor
provocación inglesa,
la exhibición de
lencería en la calle
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«¡Están locos
estos del Alavés!»
EL CORREO
JUEVES 17 DE MAYO DE 2001
U
10
EL ALAVÉS, SUBCAMPEÓN DE LA COPA DE LA UEFA




