La solidez del bloque que se clasificó para la UEFA, fichajes de calidad y la explosión goleadora de Javi Moreno formaron el gran cóctel albiazul

«La UEFA va a situar al Alavés en el mapa futbolístico europeo». Jordi Cruyff, autor de esta frase a finales de julio de 2000, cuando cambió el lujo del Manchester de Beckham por la austeridad de la concentración albiazul en el hotel París de Luchon, no podía siquiera suponer que sus palabras iban a resultar proféticas y que el equipo albiazul culminaría su primera experiencia en el viejo continente con la final de Dortmund ante el Liverpool. Pero entre la solidez del bloque que unos meses antes había conseguido la clasificación para la competición europea, el acierto en los fichajes de futbolistas de calidad como Geli, Tomic, Iván Alonso o el propio Cruyff y la explosión goleadora de Javi Moreno, el Alavés logró completar el puzzle mágico de la temporada 2000-2001. Una plantilla que, dirigida por la varita de Mané, nunca dejó de extraer goles y resultados extraordinarios de su chistera. El Alavés había confirmado su participación en la UEFA con el sexto puesto en la competición nacional tras el recordado último partido en Bilbao (una derrota por 2-1 que le privó de la Champions) y el verano sirvió para rearmar futbolísticamente a una plantilla que había vivido de la disciplina y la eficacia de su sistema defensivo. «Como equipo somos el mejor de la Liga», sentenció Karmona para definir el éxito en la temporada 1999-2000, donde la escuadra albiazul encajó 35 goles en las 38 jornadas de Primera División. El club que entonces presidía Gonzalo Antón se desprendió de futbolistas como Morales, Josete, Nan Ribera o Torres Mestre, y también acabó con el veterano dúo de delanteros que formaban Kodro y Julio Salinas, retirado tras aquella temporada. El secretario técnico Juan Carlos Rodríguez, que el verano anterior ya había atinado con los fichajes de Astudillo y, sobre todo, Cosmin Contra, y con anterioridad reclutó a los desconocidos Téllez (Pontevedra) y Javi Moreno (Yeclano), volvió a acertar. Delfí Geli (Albacete), Tomic (Roma), Jordi Cruyff (Manchester) e Iván Alonso (River Plate de Uruguay) resultaron piezas clave para dotar de recursos futbolísticos al grupo de Mané.

La armadura albiazul estaba forjada desde la campaña anterior. Contra, Karmona y Téllez, con el apoyo de Eggen, sostenían la defensa por delante del guardameta Martín Herrera; el vitoriano Pablo Gómez guiaba desde su exquisita zurda el centro del campo y Hermes Desio barría todos los frentes desde su omnipresencia y personalidad. Con la ayuda de los esforzados Azkoitia e Ibon Begoña, y un Magno que resultaba un recurso. El verdadero cambio de papel le correspondió a Javi Moreno, que junto a Téllez llegó a la internacionalidad. Un sello que también distinguía a Contra, Eggen o Tomic entre otros. Si en la campaña 1999-2000 el delantero valenciano había aparecido de forma aislada, el curso del debut en Europa resultó abrumador en cifras por parte del ariete. 22 goles en la Liga y seis más en la competición europea le colocaron en el escaparate. A través del cristal observó el Milan, que en la operación económica más importante de la historia del club se llevó al ariete y a Contra por cerca de 3.500 millones de las antiguas pesetas (22 millones de euros). Todo ello para confirmar que bajo la etiqueta de humildad que se autoimpuso el club existía también un equipo de fútbol con mayúsculas.