Extractos del libro "Dortmund en el recuerdo", patrocinado por EL CORREO, evocan la gesta del Alavés

Los periodistas vitorianos Miguel Churruca e Iñaki Angulo fueron los artífices del libro ‘Dortmund en el recuerdo’, un volumen patrocinado por EL CORREO que, a través de sus 181 páginas, rememora lo que fue la histórica trayectoria europea del Deportivo Alavés en el año 2001, que acabó con el subcampeonato de la Copa de la UEFA en el Westfalenstadion de la localidad alemana. Una década después y contada desde dentro, con las anécdotas que guardan en la memoria los propios protagonistas de aquella gesta. Las arengas de Mané en el vestuario, las reflexiones de los jugadores en las vísperas o el pique de Óscar Téllez con el interista Ferrari. Es lo que cuenta este «libro para todos los alavesistas», según sus propios autores. A continuación, varios extractos de dos capítulos -el primero, el de la final, y el sexto, el del duelo contra el Inter de Milán-, que invitan a adentrarse en una publicación indispensable para los seguidores albiazules.

Capítulo I "Más Glorioso que nunca"

Son las 20.30 del 16 de mayo de 2001. Westfalenstadion. Dortmund. Final de la Copa de la UEFA. 65.000 almas abarrotan las gradas del estadio. Millones de espectadores contienen la respiración frente a la televisión. Lo ignoran, pero van a ser testigos del fútbol en su expresión más épica, romántica y eterna

Había una parafernalia montada que no podíamos controlar. No estábamos preparados en aquel momento para todo aquello. Había mucho circo", reconoce Mané. "Quizás teníamos que haber intentado aislar más al equipo de llamadas personales, entrevistas, gente pidiendo entradas? Al final nos desbordó un poco todo eso

Se veía que no era un partido normal. Incluso nosotros nos veíamos diferentes", cuenta Karmona. "Cuando llegábamos en autobús, parecía que ya habíamos ganado la final y la verdad es que entrabas en el estadio y se te caían las lágrimas", añade Gañán. "Ves alguna cara conocida y una alegría en sus rostros que te llena de satisfacción. Toda esa gente que se acerca hasta la final, se merece que te dejes la piel por ellos", afirma Téllez. (...) ¡Me viene a la cabeza la imagen de los ingleses cantando el "You ll" never walk alone". Eso fue impresionante", reconoce Pablo

Fíjate cómo entramos en el partido: tres minutos y ya nos habían metido uno. ¡Joder!", lamenta Mané todavía hoy. (...) "No supimos encarar el partido adecuadamente. Era una final, partido único? Salimos empanados", reconoce Jordi Cruyff. "Se notó que era una final y hay que reconocer que a nosotros nos pesó. Era inexplicable que pudieran tirar a un tío de 1.90 (por Astudillo en el primer gol) al suelo como a un mosquito", se sincera Téllez

Tras el mazazo del gol encajado en las postrimerías de la primera mitad, pocos fuera del vestuario creían en la remontada. Sólo optimistas casi enfermizos como el entonces seleccionador nacional veían la luz. "Estaba conmigo en el palco Camacho y en el descanso me dijo: tranqui presi, que esto lo empatamos en la segunda parte. Y yo pensaba: "calla, coño, no toques los huevos encima", recuerda la anécdota Antón. "La verdad es que yo no tenía tanta confianza", sonríe el entonces presidente

En un abrir y cerrar de ojos, el Glorioso había empatado el partido. "Habíamos remontado. Ya éramos los de siempre", cuenta Desio. "La verdad es que Javi resolvió en nada en la segunda parte", añade Karmona. "Nos los estábamos comiendo. El Liverpool sacó del centro, Babbel y Hyypia se miraron y se hicieron un gesto como pensando: "madre mía, la que se nos viene encima". Es un detalle que nunca olvidaré", cuenta el delantero valenciano

Con 3-3, y en un partido que pedía más corazón que cabeza, Mané decidió sentar al enrachado delantero con 26 minutos por jugar en el tiempo reglamentario. La sustitución de Moreno fue un alivio para el Liverpool y gestó uno de los "¿Y si??" más repetidos en la historia del Deportivo Alavés y de Vitoria. ¿Y si no hubiera quitado a Javi Moreno? "Siempre he entendido el cambio. Mané quiso fortalecer el centro del campo con el empate a tres. Después de los dos goles yo estaba muy encendido y me habría comido al que se hubiese puesto por delante, pero entiendo su decisión", comenta Javi. El propio Pablo reconoce que es algo que ha pensado alguna vez: "Hostia, si no quitan a Javi igual ganamos". Mané sigue convencido de que tomó la decisión correcta para aquel momento de partido. "Me imagino que volvería a quitar a Javi. Estaba fundido". "Mané no se equivocó. Analizamos después el cambio y yo creo que estuvo perfecto", le apoya Ondarru

En Dortmund, el gol de oro personificó en Delfí Geli su versión más dramática y cruel. "Ese gol es algo que Geli llevará dentro toda la vida, pero no tiene ninguna culpa" cuenta Pablo. "Fue una pena que le pasara a Delfí, un jugador con una trayectoria impecable en el fútbol español", añade su compañero Téllez. (...) "Sacaron la falta, salté entre dos rivales e intentando que ellos no remataran, tuve la mala suerte de tocarla un poco y acabó entrando", cuenta el propio Geli. "Fue una fatalidad; una sucesión de errores. No anduvimos finos en toda la noche", resume Herrera

La afición, ejemplar aquel intenso día, siguió con el equipo hasta el recibimiento que horas más tarde estaba programado en la Plaza de la Virgen Blanca. Los jugadores fueron recibidos como campeones. (...) "Cuando me acuerdo del recibimiento que tuvimos, se me ponen los pelos de punta. Que la gente te haga sentir campeón, es la hostia. Te quedas sin palabras", reconoce aún emocionado Téllez

Capítulo VI "Dos noches de febrero"

El alavesismo se planteó el desplazamiento a Italia con la máxima ilusión. Un viaje para disfrutar y recordar, pasara lo que pasara en San Siro. La gente pensaba que "después del empate a tres en casa, toca ir a Milán. Tranquilidad, un viaje turístico, San Siro?", cuenta Karmona

Entre tanto, el equipo preparaba el partido de vuelta con dificultad añadida. "Fueron muy poco caballeros. Nos mandaron a entrenar a un campo de tierra a treinta y tantos kilómetros. Monté allí un belén de la hostia", recuerda indignado Mané. En las horas previas, los jugadores esperaban sumidos en una calma tensa. Desio pudo palpar de primera mano las sensaciones que tenían los empleados del hotel sobre el partido: "Bajé a tomar un café a la recepción y el camarero me preguntó si creíamos tener alguna chance y le dije: No sólo la tenemos, sino que vamos a ganar. Me miró y se largó a reír"

Desio jamás olvidará las palabras que Mané les dijo antes de saltar al césped de San Siro: "En los primeros 70 minutos no vamos a solucionar. Entonces haré tres cambios y vamos a ir a por ellos". "La charla del míster fue espectacular. Nos habló de lo que significaba jugar allí. No de lo que podíamos perder, sino de lo que podíamos ganar", recuerda el argentino. "El míster nos dijo que ganaríamos el partido en lo últimos 20 minutos; que tuviéramos paciencia", rememora también su compatriota Martín Herrera. "Al final ocurrió lo que predijo. Ese 0-2 fue una grandísima hazaña", concluye Jordi Cruyff

La reacción de la visceral afición interista fue muy diferente. Los "tifosi" iniciaron una batalla campal contra equipo y directiva en la que arrasaron con todo lo que había a su paso». (...) «No obstante, la situación se hizo insostenible y el árbitro se vio obligado a parar el partido durante varios minutos. Pablo recuerda su reacción: "Yo estaba en el banquillo y le dije al míster: Esto hay que acabarlo ahora mismo. Aquí, ahora y como sea. Hostia, a ver si vamos a volver otro día y nos meten tres en un momento", finaliza el vitoriano

"Cuando todo terminó, me quedé con Óscar sentado, hablando por teléfono, cada uno con su familia, en unas escaleras muy largas que llevan al parking del propio estadio. Pasó Laurent Blanc, junto a Cauet, y ambos nos felicitaron por el partido que habíamos hecho. Fue pasando más gente, hasta que llegó Ferrari, que ya se había hecho "amigo" de Óscar durante el partido", cuenta Desio. "En un córner, vino Ferrari y quiso intimidarme. A mí, con lo grande que yo siempre he sido. Y yo pensé: chaval, eres gilipollas. Le dí dos tortas y le dije: Conmigo no te pases. Vete a buscar a otro, que conmigo te has "equivocado. Que yo te mato", recuerda entre risas el propio Téllez

A partir de ese momento, jugadores, cuerpo técnico y directiva empezaron a mirar al frente. Desio cuenta un detalle de Ivan Tomic que ilustra a la perfección el sentimiento de la plantilla: "Después de los octavos de final, Ivan puso como protector de pantalla en su móvil el estadio donde se jugaba la final. Aún quedaban cuatro partidos, pero estábamos con la confianza por las nubes", relata el argentino. (...) "Si hemos eliminado al Inter, ¿por qué no podemos llegar a la final?", añade Téllez