Alberto Zerain

IN MEMORIAM

Sencillez y autenticidad, en las alturas y a ras de suelo

:: FERNANDO J. PÉREZ

El mundo del alpinismo ha sido pródigo en noticias a lo largo del año que acaba. Pero ha habido una que, por desgracia, ha tapado a las demás. El 22 de junio, Alberto Zerain y el argentino Mariano Galván iniciaban la escalada a la arista Mazeno del Nanga Parbat, una de las rutas más exigentes del ochomilismo. Dos días después, se perdía todo rastro de ellos después de que su localizador gps emitiese unas extrañas señales. Tras una tensa semana de espera por fin la meteorología permitió sobrevolar la zona a un helicóptero que confirmó el peor de los presagios: una avalancha había arrastrado y sepultado a los dos alpinistas.

Con la muerte de Alberto Zerain (Vitoria-Gasteiz, 1961), el alpinismo vasco pierde a unos de sus mayores referentes del himalayismo. No era tan popular para el gran público como Juanito Oiarzabal, Alberto Iñurrategi o Alex Txikon, pero entre la comunidad montañera se había ganado el respeto y la admiración que solo consiguen los más grandes con su carácter sencillo y hasta reservado pero afable, su sinceridad y humildad a la hora de planificar las expediciones y los resultados que obtenía.


‘El Zeras’, como era conocido en el mundillo del alpinismo, no acudía a un ochomil sin compañeros por arrogancia. Ni subía y bajaba de las montañas a toda velocidad por la obsesión de batir un récord. Al contrario, lo hacía por pura convicción, porque pensaba que ésa era la mejor forma de hacerlo y porque era lo que mejor casaba con su filosofía de lo que significa ir a la montaña: compromiso, ligereza y velocidad.

Pero Alberto, por encima de un gran alpinista, era sobre todo una buena persona. «Nunca he oído a nadie hablar mal de él», reseñaba uno de sus amigos. El primer alavés en hollar el Everest (1993), dato al que, por cierto, él no daba mayor importancia, holló diez de los catorce ochomiles, el último – Annapurna– apenas dos meses antes de su desaparición en la arista Mazeno, la ruta de sus sueños y en la que descansará para siempre.