En tiempo de heladas te ha vuelto a pasar. Llegas tarde al trabajo por los diez minutos que has tardado quitar el hielo del parabrisas antes de poder iniciar la marcha. Sabías que iba a helar, pero... . Hay formas de evitar el engorroso rato de rasqueta y tiritona bajo la farola de enfrente de tu casa. Lo más recomendable para no acabar por rayar todo el vidrio es evitar que se congele. Aquello de más vale prevenir que cuidar. Es tan sencillo como barato. Un cartón apoyado en la luna y pinzado por el limpia –así lo separas del cristal y evitas que se pegue a él– es de lo más efectivo. La helada caerá igual, pero con quitar el papel podrás arrancar y ver perfectamente la carretera. Lo más recomendable es que queden al aire los palos del limpiaparabrisas y que las gomas no toquen con nada. Ahí, tú decides. Hay mucho vándalo y esos dos antenones son un gran reclamo. Además, cómo evitamos entonces que el cartón se lo lleve el viento.
Otra opción es rociar el vidrio con vinagre disuelto en agua. Tres partes de ácido por una de agua. Como el vinagre no se congela hasta más allá de los 16 grados bajo cero, al impregnar los cristales –y es bueno hacerlo también en las ventanas– logramos una capa de protección invisible frente a la molesta escarcha. Si, sí. También hemos oído lo de frotar con una patata, pero es poco operativo. Salvo que sea de llevar tubérculos en el bolsillo. La solución de acético puede tenerla en una botella en el maletero sin que se estropee.
Pero como nos conocemos, y se nos olvidará usar cualquiera de los dos métodos anteriores, repasemos las fórmulas más extendidas de remover el hielo de las ventanas. La propia DGT da por buenas estás recomendaciones de una empresa de alquiler de vehículos.
Lo primero al llegar al coche debe ser arrancar el motor y poner la calefacción en el modo de desempañar los cristales. Al principio el aire no saldrá muy caliente, pero es mejor así. Un cambio brusco de temperatura podría romper la luna. Solo con esto no nos libraremos del problema o tardaremos una eternidad.
Ni sal ni agua caliente
Así que habrá que trabajar directamente desde el exterior. El primer impulso es rascar con lo que sea. Mal. Es el camino a la tragedia. El cristal se rayará y tus dedos, ni te cuento. Hay quien recomienda el uso de carísimos productos específicos. Funcionan, lógicamente, pero se logra casi lo mismo recurriendo al alcohol del botiquín mezclado con agua. Más barato y accesible. El alcohol descongelará el hielo y nos permitirá, ahora sí y con una rasqueta de plástico pensada para esta labor, retirar de una manera más o menos plácida los restos de hielo. Antes de lanzarte al rascado, echa también un poco de mezcla a los faros. Si los enciendes tras arrancar el motor, quizá la bombilla ya se ha encargado de la tarea, pero si había helado mucho hay que limpiarlos bien. Y recuerda repetir la operación en todos los lugares por los que tienes que ver para conducir. Mínimo parabrisas y las dos ventanillas delanteras. La luna trasera déjasela a la luneta térmica.
Finalmente, y ahora que hemos repasado qué hacer, vamos a grabarnos a fuego lo que NUNCA hay que intentar. Los limpiaparabirsas no se tocan hasta que todo este limpio y templado. Si se ha congelado el agua del depósito del limpia, al forzarlo a trabajar puedes romper la bomba eléctrica que lo hace funcionar. Además, si las gomas se habían pegado al cristal eso no acabará bien.
Tampoco abras las ventanillas. Aunque muchos te lo recomendarán para desempañar y tal. Hasta que no tengas hielo en las ventanas, como si no existiesen. Y más en coches antiguos. La goma que rodea el vano de la puerta y que sujeta el cristal se queda adherida a la ventanilla si hace mucho frío. Si encima es un coche trillado, el terciopelo interior que ayuda a que se mueva el vidrio estará muy desgastado. En estas circunstancias, la presión que tiene que soportar la frágil pinza que sujeta por abajo el cristal y que tira de él al accionar el elevalunas podría soltarse. Te quedarás con cara de tonto. La ventanilla arriba –si hay suerte, porque puede caer dentro de la puerta quedando abierta– y te verás obligado a ir al taller a realizar una reparación rápida, pero no tan barata.
Ah, y sobre todas las cosas no lances un cubo de agua sobre el coche. Si está a temperatura ambiente, se congelará agravando el problema. Si eres de los locos que han probado a lanzarla hirviendo.... el parabrisas podría no soportarlo. Tampoco tires sal. No deshace el hielo y te corroerá la chapa.
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