1909

Un gentío se agolpa en las taquillas del Arriaga. El espectáculo se anuncia en los carteles como una ‘mojiganga’, al precio de un real. La plaza presenta un aspecto impresionante, con más billetes vendidos que localidades hay.

Pese a la advertencia, el público se toma a mal lo que presencia en el ruedo, que acaba por invadir impelido por la muchachada airada. La Prensa reacciona con dureza y reparte responsabilidades: un empresario poco escrupuloso; un presidente que no halla soluciones; la comisión de la plaza por arrendarla para esta clase de diversiones, y a la autoridad por permitirla. Se devuelve el importe de la entrada.