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Victoria Chimeno

Ama de casa (92)

Hasta siempre, amacho

Hola, amacho, qué triste es que ya no estés con nosotros; nos dejaste un día de abril, y ni siquiera pudimos despedirnos de ti. Tus hijos queremos darte las gracias por todo lo que hiciste por nosotros. No es nada fácil sacar a seis hijos adelante, y más en aquellos tiempos. Tu sacrificio fue tan grande por nosotros que, para darnos una vida mejor, dejaste de ir a Villafáfila, ese encantador pueblito de Zamora, donde naciste. Siempre recordaremos la ilusión con la que hablabas de ese lugar, y lo tanto que te gustaba ir bailar en su plaza. Cuando éramos niños, trabajabas, nos educabas y cocinabas y, además, con delicadeza, cuidabas tus plantitas que tanto te gustaban. Aún con todas esas ocupaciones, sacabas tiempo para llevarnos a la playa, leernos cuentos, y darnos algún zapatillazo –que seguro lo merecíamos–. Cuánto te gustaba hacer churros con chocolate para tus nietos; sin duda, uno de los detalles que más recordarán de ti, por el amor con que se los hacías. Tristemente, la vida ha sido injusta contigo. Viviste la Guerra Civil, enviudaste joven, sufriste la pérdida de dos hijos y padeciste alzheimer, esa terrible enfermedad que poco a poco borró tus recuerdos. No merecías todo ese sufrimiento. A pesar de todo, saliste adelante con nosotros. Eres una madre ejemplar, amorosa y luchadora. Ahora, es momento de que descanses. Siempre estarás en nuestro corazón, amacho.