Nati Cima Fernández
Ama de casa (81)
Una mujer más que generosa
Nati Cima Fernández nació en una pequeña aldea de León. A la edad de 25 años se aventuró a probar suerte en Bilbao, como otros muchos emigrantes castellanos lo hacían en aquel entonces, para mejorar su situación económica y personal. Trabajó como asistente en varias casas, hasta que encontró una en la que permaneció durante muchos años. Se casó con Valentín, tuvo dos hijos: Iñaki y Esther, a los que quiso generosamente. Fue una mujer de carácter tímido, luchadora, trabajadora, discreta y extremadamente sincera, ya que odiaba las mentiras. Pero su principal virtud fue la generosidad, porque siempre estaba pensando en cómo ayudar al más necesitado que se encontraba por la calle. Despojarse de los bienes materiales nunca fue un problema para ella. De hecho, una de sus últimas voluntades fue que al morir se donaran todos sus órganos y el cuerpo a la Facultad de Medicina de la UPV. Algo que lamentamos no poder cumplir, pero las circunstancias sanitarias ante la pandemia de coronavirus no lo permitieron. Padeció de Alzhéimer durante 10 años, por lo cual fue ingresada hace un año a la residencia de Miravilla, donde permaneció sus últimos días. Nos duele su partida, pero a la vez nos sentimos en paz, porque sabemos que ahora está descansando.