--> >

María Piedad Curto Sánchez

Pagadora Frontón Bilbao (68)

Fuiste, más que una izeko, una madre

Gracias por haberme tratado siempre tan bien, por haberme llevado en cada viaje y enseñado tantas cosas. En definitiva, gracias por haberme querido tanto sin esperar nada a cambio. Fuiste la mejor hermana que aita pudo tener y la hija que amama llevará siempre en el corazón. No fuiste la cuñada de ama o la amiga de Feli, fuiste también su hermana. En mi caso, tampoco fuiste solo mi izeko, fuiste más mi madre. Hicimos todo lo que pudimos para que tu vida fuese la mejor posible en tu situación, aunque, paradójicamente, ni en tu enfermedad ni con el virus tuvimos opción a ayudarte; ninguna de las dos tenía cura, tratamiento o vía de escape. Simplemente, no te merecías nada de lo que te pasó: ni lo que tenías de antes, ni mucho menos lo que llegó después. Qué caprichoso es el destino que quiso que pasaras el último mes sola, cuando en los últimos años no lo estuviste ni un solo día. Ojalá hubiera podido darte un último beso, un último abrazo, haberte disfrutado un poco más, haberte dicho que te quería mucho. Pero no pudo ser. Ni siquiera pudimos despedirte como te merecías, pero estos pequeños homenajes son lo único que nos queda para agradecerte tu paso por nuestras vidas. Espero que sepas lo importante que fuiste, eres y serás siempre para nosotros. El tiempo pasará, pero no te olvidaremos porque hay personas que te marcan tanto que aunque estén muy lejos, siempre las sentirás cerca. Ojalá estés ahora en el reino del que te dije muchas veces que venías. Te quiero.