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Lorenzo Ureta

Inspector de M. Mercante (78)

Adiós a un buen padre

Definitivamente nos dejaste y por fin pudiste descansar. Fueron años de lucha durante los cuales nos despedimos de ti en varias ocasiones, asumiendo tu partida como algo inevitable. Nunca imaginamos el escenario que realmente nos tocaría vivir y sufrir, ya que, aunque tú no has tenido este terrible virus has sufrido las consecuencias de aislamiento y soledad en tus últimos días en Deusto. No llegamos a tiempo para darte el abrazo que merecías. Te fuiste luchando, y como decía tu doctora «el que es luchador, lo es hasta el final». Lo demostraste a lo largo de tu vida. Nunca olvidaremos que con 50 años aprobaste las oposiciones a Inspector de la Marina Mercante; te resistías a quedarte en casa jubilado por haber perdido parte de audición y porque fundamentalmente querías darnos lo mejor a tus ‘pitufis’, como nos llamabas. Siempre decías que te gustaría ser recordado como un buen padre, un buen marido y una buena persona. Solo con eso estarías satisfecho. Y este deseo es lo que te define como persona. Bondad inmensa, sabiduría y la rectitud de las personas íntegras. Nos educaste con tu ejemplo. Te recordamos con tu sonrisa y tu mirada inmensa de ojos azules con ese brillo especial que tienen las personas nobles de corazón. No te olvidaremos.