Juanita R. Elguezabal
Ama de casa (76)
Una mujer que pronto supo ser madre
Es difícil ponerse a escribir para hablar de sentimientos, pero quisiera tener el último detalle con ella, nuestra madre. Era… más bien prefiero decir que es, porque mientras la recordemos seguirá siendo y seguirá estando en nuestros corazones y en los de aquellos que nos seguirán. Como mujer de caserío, siempre ha estado acostumbrada a resurgir como ave fénix ante cualquier dificultad. Nunca lo tuvo fácil y siempre supo salir adelante como mujer trabajadora, luchadora y cuidadora. La generosidad también siempre la ha distinguido. Un ejemplo de ello es que su casa siempre estaba abierta. Incluso en tiempos difíciles cabían más platos en la mesa para todo aquel que era bien recibido. Nuestra madre es la menor de ocho hermanos y supo hacer de madre desde bien pronto. Como la gente de su generación, no tuvo una vida fácil y eso también le marcó el carácter para plantar cara a cualquier adversidad. Nunca se achicó, aunque vinieran mal dadas. «Desde jovencita, cuando había necesidad en el caserío, sin decir nada a nadie, cogía alubias, se iba a Gernika a venderlas y nos traía camisas a los hermanos. Nuestra txiquita fue nuestra segunda madre». Me quedo con esto que me cuentan de ella los tíos Andrés y José Martín desde Estados Unidos como el último testimonio para subrayar lo grande que es nuestra madre.