Juana Burgos Grao
Frutera (93)
Juani, la incansable luchadora
Ya perdí la cuenta del número de veces que mi abuela, Juani, me pidió que le sacase del armario su máquina de coser para confeccionar sus hermosas creaciones. Era una modista de primera, pasaba horas y horas trabajando en ello, porque era una de sus grandes pasiones. Pero también era la mejor cocinera, y yo soy un testigo fiel de eso. Dirigió una frutería durante muchos años en el mercado de Labayru, en Bilbao, donde dejó una huella imborrable. Todavía me acuerdo de que, cuando era niño, todas las tardes, salía corriendo entusiasmado del colegio para llegar lo antes posible a su frutería, y me colaba por la puerta sin que sus clientes, ansiosos por disfrutar sus delicias, me vieran. Ella siempre me esperaba ilusionada. Sin duda, su cualidad más destacable es que era una buena persona, demasiado noble y de buen carácter. Se preocupaba mucho por los demás, en especial, por su hija Yolanda y su yerno Fernando; o por mí, su amado y único nieto. Sin descuidar a sus hermanos, sobrinos, y a su familia de Valladolid, a la que se sentía muy unida, pese a la distancia. A lo largo de su vida, demostró ser una luchadora incansable, siempre dispuesta a ayudar en todo lo que pudiera a los demás. Nos ha dejado en un momento muy duro y no hemos podido despedirla como se merece. Pero, su bello recuerdo será imborrable. Cuando pasemos estos extraños días que vivimos, la compensaremos, y la despediremos con mucho amor. Te echaremos mucho de menos, abuela.