Josefa Márquez Campos
Ama de casa (83)
La despedida que no pudimos tener
La pérdida de alguien querido siempre es un duro golpe, pero cuando ocurre tan inesperadamente es muy difícil de afrontar. Ha sido una despedida rápida, triste y desconcertante, así que este testimonio servirá como despedida real, como homenaje a una mujer que merecía más y que será recordada por todos aquellos que la conocían, que la querían y que, por supuesto, la echarán de menos. Josefa, como muchos otros en estos momentos, se encontraba en una residencia de Bilbao que cerró sus puertas inmediatamente después de que saltaran las alarmas. Ella no podía salir, pero lo peor era que nadie podía tampoco entrar a visitarla, por lo que sus familiares no pudieron verla antes de que enfermara. Durante un mes tuvieron que esperar impacientes a lo que la residencia les contaba de su estado, ya que estaba enferma pero había dado negativo en los test de Covid-19. Sin embargo, Josefa falleció el 2 de abril sin que su familia y amigos pudieran decirle un último adiós. Un proceso rápido e inesperado que ha dejado a los que la querían descolocados y sin saber cómo afrontar su marcha. Por eso este homenaje, por pequeño que sea, es su despedida, la de verdad, de la que fueron privados tanto ella como los suyos. De parte de toda su familia, pero de manera especial de sus hijos y nietos, que formaban parte de su círculo más cercano, que la echarán de menos no solo a ella, sino también a la alegría y el amor que traía a sus vidas.