José Núñez Zorrilla
Tornero jubilado (77)
Un hombre fuerte como un río bravo
José Núñez Zorrilla, al que todos conocían como Pepe, nació en Castillo Siete Villas, un pequeño pueblo de Cantabria. Siendo joven vino a vivir a Trapagaran, donde ha vivido hasta su muerte. Aquí se casó y crió a cuatro hijos. Formó parte del APA del colegio de sus hijos, trabajó de tornero en una empresa del pueblo, donde también formó parte del comité de empresa, y desde que se jubiló pasaba su tiempo entre su pueblo natal y Trapagaran. Mi padre habría cumplido 78 años el 15 de mayo. Cualquiera puede pensar que era un anciano, tal vez desvalido, con la sabiduría y experiencia de su edad. Pero nada más lejos de la realidad. Mi padre, a sus 77 años, tras criar a cuatro hijos y ver cómo el amor de su vida le dejaba solo en este mundo hace ocho años, era un hombre fuerte, como muchos de nuestra generación no seremos en la vida. Tras pasar un largo luto, rehízo su vida. Fue feliz en su nueva etapa con su nueva compañera, en su huerta y con miles de proyectos por hacer. Rebosó energía y vitalidad hasta el último día. Y si bien su experiencia vital, como la mayoría de los de su generación, era patente en cada paso que daba, en cada decisión que tomaba y en la manera de hacerlo, seguía teniendo la fuerza de un río bravo en sus nacederas, donde más fresca es su agua. Era de esos padres de antes que decía que «a los hijos hay que educarlos porque les quieres, no para que te quieran». Un hombre de gran corazón, ejemplar y siempre dispuesto a ayudar a los demás, entregado a sus hijos y nietos.