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Isidro Rodríguez Royo

Comerciante jubilado (87)

Esposo, padre y gran persona ejemplar

Nos dejaste el 26 de abril sujetando tu mano con quienes más querías y te querían, tu mujer y tu hija. Tu corazón no pudo resistir más. Ese corazón tan grande que tuviste para con los demás y que a pesar de estar delicado durante muchos años, con tanto mimo y dedicación, lo cuidamos para que resistiera. Tu alegría, ilusión y ganas de vivir lo hicieron posible. El motivo de tu marcha no fue esta pandemia, pero sufrimos las consecuencias y no te pudimos despedir como te merecías. Hemos recibido infinidad de muestras de cariño de todos los sitios donde has estado y tanto te han querido (Alcanadre, Basauri, Logroño….). Faltaba poco para San Isidro, tu santo y cumpleaños, y qué ilusión tenías por celebrarlo los 88, aunque este año lo habrás celebrado en el Cielo porque en otro sitio no puedes estar. Nosotras nos conformamos con escuchar la misa que ofrecimos por ti. Has sido ejemplo de persona trabajadora, sociable, formal, fiel, generoso, esposo y padre ejemplar. Cada día más enamorado de tu mujer durante estos casi 62 años que habéis compartido y apasionado de tu hija en la que muchas veces con gran complicidad te veías reflejado y ella en ti. Siempre preocupado por nosotras. Damos gracias por la gran suerte de haberte tenido como esposo y padre. Gracias por haber podido cuidarte y acompañarte tantos años porque hemos disfrutado compartiendo tantos momentos juntos. Danos muchas fuerzas para poder seguir adelante las dos. Siempre te querremos muchísimo.