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Florencio Pereda Marcos

Jubilado (75)

Te echamos en falta

Ay papá, qué vacío más grande nos has dejado. No era tu hora, te fuiste sin poder despedirnos y sin hacer ruido. Los que te conocíamos sabíamos lo buena persona que eras. Buen padre, buen esposo y qué decir como abuelo. La llegada de tus nietos, Izan y Valentina, hizo que empezaras a mostrar los sentimientos que te costaba expresar. Se te veía feliz en esta nueva etapa de abuelo y disfrutabas de la vida tal y como querías: salidas al monte a por setas, tus txikiteos y tus comidas con los amigotes que tanto te gustaban. Siempre rodeado de amistades. Tu bondad ha hecho que tuvieses amigos allá donde ibas y así nos lo han demostrado durante estos últimos días tan duros. El teléfono no ha dejado de sonar y en esta situación tan inusual, gracias a la familia y amigos, mamá no ha estado sola. Nos has enseñado a valorar, a Floren y a mí, todo lo que teníamos y que para ello había que trabajar duro, tal y como tú hiciste para que no nos faltase de nada. Nos enseñaste lo que era disfrutar del pueblo. Los fines de semana y veranos nos los pasábamos en Rinconeda (Polanco) con la familia. Nos enseñaste a montar en bici, a pescar y a disfrutar. Recuerdo cuando nos llevabas en un tractor pequeño que tenía ‘güelito’ para ir a trabajar la tierra y nosotros, que éramos unos ‘mocos’, te ayudábamos. Esos años fueron muy bonitos. Teníamos una complicidad de padre e hija especial. Nunca te olvidaremos y a pesar de que este final haya sido muy duro, siempre nos quedaremos con todos estos años vividos.