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Fernando Meléndez

Ingeniero industrial (76)

Capacidad de superación

Se agolpan los recuerdos de un inolvidable ser humano, amigo, compañero, confidente y consejero. Luchó por salir adelante con afán de superación, energía y tesón. Desde un pequeño pueblo, con una inteligencia y memoria brillantes, estudió, se esforzó en alcanzar las metas que se propuso. Con humildad y sabiduría nos transmitió sus valores de generosidad, dedicación al prójimo, trabajo, capacidad de superación, gran interés por cualquier materia así como un amor incondicional hacia sus seres queridos. Todo ello con discreción, sin orgullo, sin querer destacar. Nos sentimos orgullosos por haber tenido la suerte de tenerlo en nuestras vidas. Nos enseñó cómo hay que trabajar para conseguir las cosas, a tratar a las personas como nos gustaría que nos tratasen, a ser humildes y sobre todo a levantarnos pese a las adversidades. Tuvo un gran amor por todo lo que hizo: familia, trabajo, estudios, viajes y, por supuesto, su querido pueblo: Ampudia y su virgen de Arconada. Vecino de Portugalete, ingeniero enamorado de la historia y el arte, de niño corría por el castillo de su pueblo; de mayor, nos enseñó la Historia con sus cuentos. Pirata, caballero, guerrero, constructor de castillos, técnico de bicis, guía de viajes, cocinero de kokotxas y caracoles, jardinero, carpintero y pintor… no pudimos despedirnos, no hubo un último beso. Una gran parte de nosotros se fue contigo. Inolvidable esposo, padre y abuelo, supiste alumbrarnos como un gran faro. Esperemos que allí donde estés sigamos viendo tu luz.

Familia Meléndez Lagunillaesposa, hijos y nietos