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Felisa Rueda Ruiz

(93)

Nos sacó adelante

Mi madre nació en un pequeño pueblo del Valle de Losa de Burgos, Tabliega, pero pasó la mayor parte de su vida en Bilbao, en la calle Hernani. Cada año, al rellenar la hoja del curso del colegio, junto al nombre de mi madre ponía en otras casillas ‘sus labores’ y ‘viuda’. Sus labores fueron cuidar a sus dos hijos y sacarlos adelante. Tuvo que luchar al quedar viuda a los 4 años de casarse, con una niña de 3 años y conmigo, con apenas unos meses. A veces pienso lo que soportó, y sé que tuvo que ser mucho; pero los recuerdos de mi niñez son agradables, ella los hizo así. Mi primer recuerdo de ella es el dedo que me agarraba para dormir. Recuerdo los viajes a donde nació, a sus padres y a mis abuelos, Carmen y Aniceto. Los últimos años los pasó en una residencia en Bilbao. Poco a poco veíamos cómo se deterioraba. Dejó de reconocer a sus dos hijos. Al final dejó casi de andar, pero sonreía, y lo que más nos llamó la atención es que cantaba. Con la misma tonadilla, pero con distintas letras, algunas de ellas inventadas. Algunos residentes le decían que cómo cantaba y qué contenta se la veía. No solía contestar, y cuando lo hacía: «Yo soy su hijo y no recuerdo haberla visto cantar». Cuántas cosas no sabemos de su infancia y su juventud. Espero que fuese alegre, nunca me trasladó pena alguna. Su muerte a los 93 años, que podría haber ocurrido en cualquier momento, ha llegado cuando sus hijos no han podido acompañarla en su enfermedad, ni en su fallecimiento, ni en su entierro. Nadie se merece esto.