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Carmen Jacinto

Ama de casa (83)

Amor infinito, amatxu

Tú, madre, mujer sencilla, amorosa, sin dobleces. Tu felicidad nos empapaba. Reías mucho, sobre todo en los últimos años, libre de preocupaciones. Disfrutabas paseando con tus hijos y nietos por Bilbao y por Sestao, donde también viviste. Tanto como cuando tus biznietas se te colgaban del cuello y te comían a besos. Siempre has vivido por y para la familia. Te encantaba reunirnos y a nosotros también reunirnos contigo. Nosotros te disfrutábamos, ama. Tus ocho hijos como ocho castillos de grandes, u ocho hijos como ocho soles, eso decías siempre orgullosa de todos ellos. ¿Sabes ama? Tenemos claro que fuimos afortunados de que nos ‘tocara’ la mejor. La matriarca de una gran familia que ahora dejas herida de muerte. No sabremos en qué momento te contagiaste, quién te contagió y en qué situación, pero tampoco importa. La realidad es que te fuiste siendo víctima de una pandemia, de un virus maldito al que no pudimos vencer. Nos consuela que pudimos estar contigo varias veces, hasta el último día de tu vida. Amor infinito, amatxu. Un 28 de abril del 2020, seguro que ya te encontraste con tu madre a la que tanto añorabas ¿verdad? Quizás por eso elegiste irte el día de su cumpleaños, para celebrarlo juntas. Gracias por todo ama, sin ninguna duda, nosotros, tus ocho soles, nunca te olvidaremos.