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Carmen Glez Marcilla

Ama de casa (86)

Éramos tu orgullo; tú el nuestro

Quiero contaros brevemente la historia de mi madre. Mª del Carmen nació en 1933 en un pequeño pueblo de Palencia, Castrillo de Villavega. Ella, como todos los de su generación, sufrió en su infancia todas las limitaciones derivadas de la Guerra Civil. Aprendió a vivir con lo justo, pero, aun así, nunca la oí hablar con hastío de su infancia. Es más, siempre tenía recuerdos bonitos de los ratos pasados con sus hermanos. Conoció a mi padre, que vivía en el mismo sitio, y entre los dos formaron una gran familia. Siempre recuerdo cómo nos contaba su salida del pueblo: «Todo lo que teníamos entraba en una furgoneta pequeña», y eso incluía cuatro hijos que ya tenía entonces y otro que venía de camino. El destino fue primero un pueblo de Burgos y después el barrio de Cruces, donde podernos dar una vida mejor. A pesar del trabajo y sacrificio que supuso criar a seis hijos, lo hicieron, y muy bien. Mi madre era la típica ama de casa que se hinchaba como un pavo cada vez que hablaba de nosotros. Amable, paciente y conciliadora cuando éramos críos y también más tarde. Se dedicó en cuerpo y alma a su familia y siempre de manera muy noble. Nadie se enfadaba nunca con ella porque ella no sabía estar enfadada con nadie. Para definirla necesito dos palabras, buena persona, porque buena gente hay mucha, pero buenas personas, no tantas. Le rindo este homenaje en sustitución al que las circunstancias no me han permitido hacer.