Begoña Aurrecoechea
Ama de casa (87)
A nuestra madre
Ama, hace 8 años una inoportuna demencia senil te fue apartando de la realidad de nuestras vidas. La enfermedad fue alejándote poco a poco de disfrutar también de los momentos de alegría que tus cuatro nietos te daban, y a los que tanto querías. A pesar de ello, todavía en los escasos momentos de lucidez que de vez en cuando tenías, siempre conservaste algunas contestaciones ingeniosas propias de la persona inteligente que fuiste y que tanta gracia hacían a las chicas de la residencia que te cuidaban en Bilbao. Ellas nos lo comentaban cuando Javi y yo, alternándonos, íbamos todos los días a visitarte para estar contigo. La inteligencia y el criterio propio que siempre tuviste fueron unas bonitas cualidades que nos enseñaron a no vivir por inercia, algo que jamás hiciste tú. Siempre tuviste el norte marcado. La terrible fatalidad del Covid-19 te llevó para siempre de nuestras vidas, y lo hizo en soledad. Nuestros corazones se llenaron de dolor en aquellos angustiosos días por no poder acompañarte en tus últimas horas en el Hospital de Santamarina donde falleciste el 12 de abril; sin embargo, aún sin estar presentes en aquella habitación, nuestro cariño sí que lo estuvo. Ahora ya te habrás reunido con papá, al que tanto quisiste, y a Javi y a mí siempre nos quedará la esperanza de saber que desde el cielo nos estáis sonriendo. Gracias por todo. Descansa en paz.