A nuestra madre luchadora

Naciste en una época difícil, con penurias, pero saliste adelante aferrándote a la vida, creciste y te enamoraste. Tuviste ocho hijos, uno se marchó al poco de nacer y otro hace 16 años. Eras una mujer fuerte, lo supiste superar, aunque siempre permanecían en tu recuerdo, como tú lo harás el resto de nuestras vidas en nuestros corazones. Ahora, en este largo viaje en el que has partido desde Rekalde, tu hogar durante los últimos años, estarás bien arropada por papá y por ellos.  Fuiste una luchadora nata porque no fue fácil lidiar, a veces, con tantos hijos. Sin embargo, tú lo hiciste. Mejor o peor, pero como pudiste nos sacaste adelante. Tu ejemplo nos ha enseñado a seguir, a vivir y a mirar hacia el frente. Siempre nos pesará en el corazón no haberte podido acompañar en tus últimos días, dándote la mano para transmitirte   sosiego y tranquilidad. Ahora, esta gran familia nunca te olvidará. Tu esencia quedará con nosotros y con toda la gente que te conocía y que ha sentido tu pérdida. Eso, al menos, nos alivia un poco y nos ayuda con tu duelo. Allá donde vayas estate tranquila y sigue pintando esas mandalas de colores que tanto te gustaban y disfrutábamos. Siempre permanecerás en nuestros corazones, te queremos.