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Anselmo Hernández

jubilado (82)

Sabía disfrutar de las pequeñas cosas

El pasado 18 de marzo fallecía Anselmo como consecuencia de una neumonía bilateral provocada por el Covid-19. Había seguido todas las recomendaciones sanitarias, aislado junto a su mujer, Ángela, y sin poder abrazar a sus hijos y nietos; pero el virus ya había entrado en su cuerpo cuando se inició el confinamiento. Jubilado, después de toda una vida trabajando en la misma empresa instalando centrales telefónicas, amaba el campo y era habitual encontrárselo paseando por un monte cercano a su casa, donde se entretenía buscando setas en época o tréboles de cuatro hojas, que encontraba con asombrosa facilidad y repartía entre todo el mundo con los mejores deseos y toda la bondad que le caracterizaba. Generoso, parlanchín, siempre contaba los mismos chistes y se emocionaba con facilidad, tanto en las penas, como en las alegrías, lo que mostraba una empatía que le hacía conectar con la gente de una manera especial. Con su marcha queda un vacío inmenso, no solo para sus tres hijos, sus dos nietos y demás familia, también deja atrás grandes amigos y un montón de historias entrañables. Su mujer, Ángela, fallecía cuatro días después, tras sesenta años a su lado. Su deseo de estar siempre juntos se cumplió incluso a la hora de partir, rompiéndonos el corazón por partida doble.