Ángela Sema Matías
Ama de casa (85)
Una amama aventurera y divertida
Ángela fallecía cuatro días después que su marido Anselmo, también como consecuencia del coronavirus. Todos los esfuerzos de sus hijos por sacarla adelante los dos primeros días, y de los médicos los dos siguientes, ya en el hospital, no fueron suficientes para revertir los efectos que el virus había provocado en su cuerpo, a pesar de que ella era una mujer de carácter optimista y acostumbrada a pelear. Su vida había estado marcada por el hambre de la posguerra y el trabajo duro, pero también por el amor, primero, de sus padres y hermanos; más tarde, de su marido, hijos y nietos. Aunque costaría encontrar a alguien que la conociera y no la quisiera. Ella era simplemente puro amor. Su sueño de ser arqueóloga no tuvo la más mínima oportunidad de cumplirse, ni siquiera pudo finalizar los estudios básicos, pero le encantaba leer y encontró la forma de viajar, a través de los libros, a yacimientos y museos de todo el mundo. Su espíritu aventurero y alegre impregnaba cada tarea cotidiana en casa y lo contagiaba a sus nietos, quienes encontraban en ella la compañera ideal de juegos. Tenía una preciosa voz y siempre decía que hay que cantar, sobre todo en los momentos duros, porque no existe nada más ligado a la vida que la música y así, siempre conseguía que cantáramos con ella. Prometemos seguir haciéndolo.