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Adela D. Rodríguez Goti

Ama de casa (93)

Nos deja un vacío irremplazable

Sus hijos y nietos siempre la recordarán como una persona trabajadora, amante de su familia, alegre y que siempre nos apoyaba en los momentos más difíciles. A veces, incluso, sacrificando su propia felicidad para dedicar todo su tiempo a su familia. Es por todo esto y más que siempre la recordaremos con gran nostalgia. Nos ha dejado un vacío irremplazable. Le tocó vivir una infancia dura como consecuencia de la Guerra Civil, al igual que casi todas las personas de su generación. Una infancia que nada tiene que ver con la que las siguientes generaciones hemos vivido. Le tocó sufrir grandes penurias, pero a base de trabajo, tesón y esfuerzo, consiguió ir alcanzando las metas que se propuso en la vida. Entre ellas estaba dar estudios a sus hijos y cuidar a sus nietos y nietas. Y no pudo ser mejor. Era la mejor madre y la mejor abuela. Simpática, cariñosa y apreciada por sus amigas. Unas virtudes que le hacían ser muy querida por los que le rodeaban en Bilbao.  A pesar de no haber podido estar con ella en los últimos momentos de su vida por esta situación tan extraordinaria, siempre la recordaremos en nuestros corazones. Estas líneas son un pequeño homenaje a su dedicación, esfuerzo y sus ganas de hacernos a todos los de su alrededor, una vida más alegre.