Valentín Pérez de Castro
Empleado sector mueble (84)
No olvidaremos los valores que nos transmitió
Nuestro padre y abuelo fue un trabajador incansable. Su vida, como la de tantos otros de su generación, estuvo marcada por los tiempos de la postguerra (unido además a su madre enferma), lo que le marcó para siempre y le impidió estudiar. Siempre nos decía que era de los mejores de su clase pero que muy pronto tuvo que ponerse a trabajar. Nos contaba que ya desde los 11 años tenía que salir solo (y a veces de noche) con el rebaño de ovejas de la familia y a veces de otros propietarios. Todo ello le forjó un carácter fuerte y estricto. Emigrante de Zamora con 21 años a Vitoria, el bienestar y el progreso de su familia siempre fueron su prioridad. Para conseguir eso en los años 60-70 había días que trabajaba de sol a sol. Cuando se jubiló, pasaba temporadas en su pueblo natal. Allí, disfrutaba con sus paisanos, no perdonaba su partida de cartas o dominó, se ocupaba de su huerto y de los árboles y estaba ‘arreglando’ algo siempre. Cuando volvía a Vitoria, muchas mañanas sus paseos lo llevaban a Betoño para atender a sus nietos y cuidar los árboles de la familia, y estaba por las tardes con su mujer. Fueron muchos ratos los pasados jugando a las cartas. Los últimos años fueron muy duros para él al no poder moverse con facilidad. Lo que tenemos claro es que nunca olvidaremos los valores que nos transmitió: esfuerzo, trabajo, honradez, sacrificio y ahorro. Por todo ello agradecemos el legado que nos ha dejado y siempre estará en nuestra memoria.