--> >

Ricardo Martínez de Ilarduya

Jubilado (63)

Un luchador incansable

A ti papá, que has luchado hasta el final, tantos días de hospital, tantos sustos, tantas idas y venidas, recaídas... Le echaste infinita valentía, y fuiste dando pasos de gigante. En Vitoria has sido marido, hermano, cuñado, padre, aitite, amigo… Y en todas tus facetas siempre le has echado cabezonería, saber, querer y constancia a la vida, y también bastante mala leche. Aunque claro está, las dosis infinitas de cariño por tu familia no podían faltar. A vosotras, las más pequeñas de esta familia, os contaremos cómo el aitite Ricardo ha sido un superhéroe sin capa, de esos cuya valentía rebosa por los cuatro costados, que encontró sus razones y las hizo vivir, no una vez sino muchas veces, y no paró de luchar. Su lucha nos enseñó a caminar despacio y un poco más juntos, para no caer. Si miráis al cielo, veréis una nueva estrella. Es el aitite, que siempre nos cuidará desde arriba. Y ahora, ¡qué necesarios son los besos, los abrazos, las caricias que en estos momentos no podemos dar! Abrazos al que se va y abrazos entre los que nos quedamos. Qué importante es sentirnos reconfortados por un beso, cuando las palabras no alcanzan a transmitir lo que sientes. Papá, ojalá cuides de nosotros desde ahí arriba, ojalá sigas viéndonos crecer. Allá donde estés ahora, ¡un abrazo fuerte y un beso infinito! Por cierto, ama, estamos orgullosos de ti. Solo tenemos palabras de agradecimiento, admiración y amor hacia ti, por aguantar lo indecible, y por no separarte de papá ni un segundo.