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Luis Enrique Gonzalo-Bilbao

Autónomo

La estela que nos deja es enorme

Luis Enrique era una persona que siempre estaba ahí. Cuando alguien le necesitaba, nunca tenía un no por respuesta, por eso todo el mundo quería hacer planes con él. Le encantaba encargarse de organizar las reuniones de su cuadrilla ‘Torpedos’ y familia. Siempre estaba atento para que todo saliese perfecto. Era muy trabajador. Siempre fue autónomo, en concreto técnico de seguridad, alarmas y automatización de accesos. Sus empleados destacan lo buen jefe que era: ordenaba desde la amistad. Estuvo 47 años casado con Begoña, con la que tuvo cuatro hijos: Daniel, Sarai, Jose Luis y Mikel. Ellos siguen su estela de enseñanza, deporte y cuidado de las personas. Sus dos pasiones eran el rugby y la fotografía. Fue jugador en el Kirrinka y, después, entrenador. Le encantaba la fotografía y siempre iba con su cámara retratando momentos únicos que luego revelaba y se las entregaba a los afortunados. Era muy niñero, sus sobrinos y todos los niños que lo conocían le llamaban ‘tío Kike’. Sus últimos días los pasó conectado a un respirador en el Hospital de Txagorritxu. Permaneció en la UCI 26 días. Tenemos que agradecer al personal sanitario su trabajo, han hecho lo indecible. Tuvimos la suerte de poder verlo el día 21 y en su despedida. El 1 de mayo, el médico nos citó y estuvimos con él. No se podía hacer nada y le dejamos marchar. Siempre le recordaremos como el padre ejemplar y lo buena persona que fue. Tenía una generosidad infinita. La estela que nos deja es enorme.