Nuestro ángel protector

José Ramírez Gamero tenía 73 años y fue técnico especialista en una fábrica de mármol. Todo lo bueno que podamos describir de tu vida se queda corto y nos faltarían líneas. Nació en Ronda (Málaga) y emigró junto con sus padres y hermanos a Vitoria-Gasteiz al inicio de la década de los 70 en busca de un futuro mejor. Al igual que muchos de los ciudadanos de esta ciudad, dedicó su vida a trabajar duro y no fue fácil. Aquí formó una familia numerosa junto con su esposa Ana, oriunda de Sevilla. Fueron cuatro niñas: Isa, Ana Belén, Nuria y Almudena, a las que ayudó hasta el último día de su vida. Con el tiempo, la familia se amplió y llegaron sus tres nietas, Daniela, Hodei, Henar y un nieto, Eder. Disfrutaba de los paseos por la mañana, de los días de mercado y del café con sus hijas a las 12 de la mañana. Acompañaba a sus hijas a recoger a los nietos, hacía los recados junto a su esposa y después de la comida no se perdía ninguna de las partidas de cartas junto a sus amigos en cualquiera de los bares de Arriaga, cerca de donde vivía. En plena jubilación disfrutaba de todo lo que había construido junto a su esposa. Cierro los ojos y te veo con tu acordeón. Mis hermanas y yo dando guerra en casa y mamá en la cocina. Cierro los ojos y oigo nuestras carcajadas mientras tú frunces el ceño y nos llamas escandalosas. ¡Cómo lo vamos a echar de menos! Nuestro padre disfrutó de todas nosotras. Nos dedicó su tiempo, su vida y como resultado, se le premió con el mejor regalo, una familia unida. Siempre juntos, tu familia