José Mellado Horcas y Margarita Pérez Aranda
Operario en Movesa y ama de casa (90 y 83)
Unos padres ejemplares para todo hijo
Nuestra alma está encogida por tan triste despedida, a los héroes de nuestra vida. En mitad de esta batalla silenciosa y temerosa os habéis marchado deprisa, dejándonos el dolor de esta amarga partida. Pero la memoria del corazón eliminará estos malos días y siempre os recordaremos con amor y felicidad, siguiendo vuestros consejos, tranquilos y en paz. Se han ido nuestros padres del alma. Dejáis un enorme vacío en nosotros que será muy difícil de llenar y un grandísimo dolor en nuestros corazones que costará sanar. Os habéis ido sin casi poder despediros y menos en el caso de vuestra hija mayor, que estaba a 900 kilómetros de distancia. A ti mamá; nuestro ángel bondadoso, generoso, cariñoso, enseñando siempre a amar y perdonar, con ese don para hacerlo todo, siempre por los demás. A ti papá; nuestra alma comprensiva, alegre y vital con esencia de poeta, que tanto nos hizo disfrutar. Corazones que siempre latirán juntos y huellas para avanzar. Seréis ese lazo invisible que nos une y gracias a él, seguiremos estando juntos porque… jamás se va lo que se queda abrazado al alma. Esperemos cuando todo esto pase, poder reunirnos toda la familia y despediros como nos lo merecemos todos. De vuestros hijos. Mari Carmen, José Antonio y Yolanda. Siempre estaremos unidos por vuestras almas.