--> >

Francisco Javier Cueto

Funcionario (61)

Nunca renunciaste a tus orígenes

Querido hermano, padre, sobrino y primo Paco, Cueto, como otros te conocían. Fuiste una persona a la que la vida no le resultó fácil, pero supiste capear esos vientos que soplaban en tu contra. Primero fue tu querida Itziar, tu mujer y madre de tus hijos, quien con su prematura muerte te abandonó y te dejó a ti como único referente familiar. Te enfrentaste en solitario al rol de padre y madre. Afrontaste gran parte de tu vida con los problemas de salud que, sin ser graves, condicionaban y limitaban tu quehacer diario. Más tarde asumiste la atención diaria que tus padres demandaban, erigiéndote en el soporte habitual de sus vidas, apoyado en la medida de sus posibilidades por el resto de la familia. En vacaciones, volvías a tu pueblo, Villarramiel. Era la opción lúdica que te autoimponías como alternativa a la vida cotidiana en tu Vitoria amada. Allí cumplías el deseo de reunirte con los familiares y amigos de siempre, curabas gran parte de las adversidades de tu día a día y compartías el placer del reencuentro. Tocar con la banda, los ‘Sanbartolos’ con la peña ‘El Candil’ y volver a vivir inolvidables momentos en la casa de los abuelos. Pero todo tiene un final. Tenías que irte y dejarnos. Tu muerte nos causa un gran daño, pero sabemos que es solo el final de una etapa. Iniciaremos otra siguiendo conectados, y tú con nosotros; en nuestras conversaciones, en nuestras reuniones, en las fiestas… Seguirás en nuestro pensamiento, aunque no te veamos.