Domingo González lobo
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Enamorado de la música y de tu familia
Nacido en un pequeño pueblo de la provincia de Zamora, como muchos te fuiste en busca de una oportunidad de trabajo y recalaste en la capital de Euskadi, Vitoria. Amante de la música, que si tus circunstancias económicas te lo hubiesen permitido, hubieras estudiado con muchas ganas. A pesar de todo, estuviste muchos años tocando la caja en un fanfarre del barrio y contagiando tu entusiasmo. Hasta que enfermó tu amada mujer. La música te dibujaba la sonrisa en el rostro, te hacía feliz, la disfrutabas como pocos y nos encantaba cuando lo tocabas en las Navidades. Fuiste un marido entregado y enamorado de tu mujer, Enedida, hasta la médula, a la que no dejabas sola ni a sol ni a sombra porque no la querías ver en una residencia. ¡Qué poco te quejaste y lo que tuviste que pasar! Gracias a ti, la vida me dio la oportunidad de conocer a tú hijo Alberto, con el que hoy tengo la familia con la que siempre soñé. Nos dejaste un día del padre y cumpleaños de tu mujer. Te fuiste en silencio, solo, sin meter ruido, con la discreción y humildad que siempre te caracterizaron. Hasta pronto Domingo. Siempre te llevaremos en nuestro corazón y te recordaremos con un gran cariño Javier, Karmele, Iker, Anne, Alberto, Asier, Lorena y Lucia.