De la bici al cielo

Para nosotros esta es y será la carta más dura que escribiremos en nuestra vida. Con ella, hoy nos despedimos de nuestro excepcional padre, amado marido, gran abuelo y buen hermano, tío, amigo y compañero, Andrés Carlos Bezares Guillerma. Este tiempo tan difícil que nos está tocando vivir, aún se nos hace más cuesta arriba por no poder despedirnos de ti como te mereces. Eras una de esas personas que nunca pasaba desapercibida por el mundo. A todos se nos llenan los ojos de lágrimas al acordarnos de ti, aunque al mismo tiempo se nos dibuja una gran sonrisa al recordar los miles y miles de buenos momentos que nos has hecho pasar. Como con tu amplia sonrisa, tan característica tuya, con la que contagiabas a quienes te rodeaban y con la que todos te recordaremos. También te van a echar mucho de menos tus compañeros del Club Ciclista Abendaño, con tantos kilómetros recorridos a vuestras espaldas y las miles de fotos que les sacabas. Es una pena. La empresa Michelín, en Vitoria, se queda sin esa gran persona trabajadora que siempre estaba dispuesta a echar una mano a quien lo necesitara, aunque también te recordarán por tus bromas. Has sido una persona valiente, lo has dado todo por los tuyos, has sido muy fuerte y has superado accidentes, pero desgraciadamente, esta última batalla no has podido ganarla. Nunca te olvidaremos y siempre estarás en nuestro corazón. El cielo ha ganado un ciclista.