JARDÍN BOTÁNICO DE OLÁRIZU

Información
La vuelta a Europa en una hora
Olárizu es romería, es ascenso al cerro y es dehesa. Y desde hace ya unos años crece entre senderos, puentes de madera y lagos un gran jardín que ya es la envidia de los botánicos de toda Europa. Relájate en alguno de los bosques representativos del viejo continente.
L2, paradas Zumaquera, 94 y Zumaquera, 61;
L10, paradas Heraclio Fournier 42 y Zumaquera 61
Longitud: 3 Km
Tiempo aproximado: 1 hora
Tipo de pista: camino afirmado
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Arboreto de los bosques de Europa
Viaja por Europa a través de sus bosques, desde Escandinavia a las playas mediterráneas. El arboreto del Jardín Botánico reúne los más representativos tras un gran esfuerzo de conservación de la biodiversidad y divulgativo. 500 especies de árboles, arbustos o plantas trepadoras te esperan.
Un castro y una ruta comercial
El cerro de Olárizu (709 metros) además de ofrecer una de las mejores vistas panorámicas de Vitoria conserva los restos del castro Kutzemendi, ocupado en la Edad del Hierro. Y cerca está la Colada de Peña Betoño y una antigua vía comercial que unía Rioja Alavesa con Vitoria.
Narcisos, prado-juncales y búho chico
Es imposible resumir toda la flora y fauna de especial interés que crece libre en este paraje al sur de Vitoria. Te retamos a descubrir tú mismo sus tesoros. Cruza puentes, sube colinas, visita balsas. observa muros de viejos caseríos, túmbate en la dehesa, canta en un anfiteatro natural...
Recorrido
El recorrido comienza en el acceso al Jardín Botánico de Olarizu desde la Avenida Olarizu, junto al letrero de acero que presenta la entrada al jardín. Se toma el camino que pasa por delante del punto de recepción de visitantes o Infogune del Jardín Botánico y que se adentra en el arboreto en dirección oeste.
Poco después el camino toma dirección norte y se une a la larga recta que asciende hacia el mirador, en dirección oeste. A la izquierda podremos observar la vegetación de los bosques boreales del norte de Europa. Los abetos se distinguen fácilmente por ser coníferas de porte piramidal, tronco rojizo y largas piñas colgantes. Se trata de la especie dominante de la taiga, adaptada para soportar el peso de la nieve. Sus hojas, en forma de acículas, le permiten resistir el frío y realizar la fotosíntesis en cualquier época del año, aprovechando las pocas horas de luz disponibles durante el invierno.
Un poco más adelante encontraremos junto al camino los abedules, con sus característicos troncos blancos y muescas en forma de ojos. En otoño resultan muy llamativos por el color dorado de sus hojas que contrasta con su tronco blanco. Estos árboles forman los bosques más septentrionales del continente, en las costas del norte de Escandinavia.
Unos metros más adelante, tomamos una pista agrícola a la derecha que, entre campos de cultivo, se dirige hacia el Sur, hacia Montes de Vitoria.
Dejaremos a la derecha los bosques y matorrales de alta montaña, que veremos a lo lejos si volvemos la vista hacia la ciudad. Nos llamará la atención el bosque de alerces, con acículas de color verde claro y un porte pendular. Se trata de la única conífera europea que pierde la hoja en invierno.
Después de una ligera cuesta encontraremos un pequeño desvío hacia el mirador, desde el que se puede admirar la extensión del jardín botánico, con el cerro de Olarizu y los montes de Vitoria hacia el sur. Los enebros, aulagas y tomillos que crecen junto al camino nos resultarán familiares, ya que en esta pequeña elevación se ha recreado la vegetación de los cerros margosos de la Llanada Alavesa.
Desde el mirador podremos retornar sobre nuestros pasos hasta coger el camino que desciende hacia las ruinas del viejo caserío, o bajar por las escaleras hasta el lago. Atravesando la pasarela o rodeándolo por la orilla, encontraremos varias especies vegetales de ambientes acuáticos, como cárices, lirios o el nenúfar blanco, una especie en peligro de extinción en el País Vasco y que se ha conseguido reproducir en el Banco de Germoplasma del Jardín Botánico.
Continuamos en dirección sur por el camino central que atraviesa esta zona del arboreto, sin perder de vista el cercano Cerro de Olarizu, y siguiendo las balizas de la vuelta al Anillo Verde. Junto al antiguo cauce de los molinos, podremos observar la frondosa vegetación de los bosques de ribera de los grandes cursos fluviales de la Europa templada, con alisos, sauces, olmos… acompañados de plantas trepadoras y arbustivas. Predominan en esta zona templada los bosques caducifolios formados por hayas, tilos, carpes, robles...
Seguimos avanzando, sin abandonar el camino, para adentrarnos en los bosque propios de las zonas de transición climática entre las regiones templadas y mediterráneas. En este ambiente se desarrollan algunos de los bosques más ricos y con mayor variedad de especies de todo el continente. Melojares, quejigales y robles pelosos crecen acompañados de arces, durillos, espinos, cornejos, rosales, serbales…
Cruzaremos el arroyo Olarizu por un pequeño puente y giraremos en dirección este para llegar a la antigua Dehesa de Olarizu. La Dehesa, con suelos muy húmedos e incluso temporalmente encharcados, reúne las condiciones óptimas para el desarrollo de los bosques de roble pedunculado. Los trampales y prados juncales constituían los ricos y productivos pastos que se aprovechaban desde antiguo para el ganado. Su manejo actual, con siegas diferenciadas, han permitido redescubrir y recuperar las poblaciones de dos especies amenazadas: Gallium boreale y Senecio carpetanus.
Remontamos en dirección sur hasta la Casa de la Dehesa para pasar por delante de su fachada sur y dirigirnos hacia el este, dejando a la izquierda el camino que se adentra en él.
Al llegar a los bosques mediterráneos, en la primera bifurcación, tomaremos la opción de la izquierda, en dirección norte hacia la zona industrial de Puente Alto. Entraremos en los encinares, carrascales y alcornocales, con especies muy adaptadas a las condiciones de sequía estival propias de este clima. Les acompañan densos sotobosques de arbustos como el madroño, lentiscos, aladiernos, labiérnagos…
Avanzando en la misma dirección atravesaremos los abetales y sabinares mediterráneos. A la izquierda veremos los característicos pinsapos, una conífera mediterránea que se puede encontrar en las zonas umbrías y más húmedas de algunas sierras andaluzas, testigo de la vegetación subtropical que cubrió esta zona durante el periodo terciario.
A la derecha, las sabinas albares y juníperos dan paso a los pinares mediterráneos, que encontraremos de frente. Destacan las grandes jaras de flor blanca. Nos sorprenden las palmeras enanas o palmitos, la única especie de palmera autóctona de la Península Ibérica.
Giraremos en este punto hacia el oeste, para atravesar el robledal y salir a la campa de Olarizu, desde donde queda a la vista el punto de partida y final de este recorrido circular.
Puntos de interés
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Jardín Botánico de Olarizu
La principal colección de planta viva del Jardín Botánico de Olarizu es el Arboreto de los Bosques de Europa, espacio de 30 hectáreas, acondicionado para albergar más de 500 especies de árboles, arbustos, matas y plantas trepadoras, propias de los grandes tipos de vegetación del continente europeo y de sus bosques principales. Otros espacios son el Lago de Olarizu, con colecciones de plantas ligadas a los hábitats acuáticos de Europa, las praderas de orquídeas y geófitos, y el mirador de Olarizu, con vegetación propia de los cerros alaveses y de los roquedos calizos.
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Casa de la Dehesa de Olarizu
Su origen se remonta al año 1727. Su función original era guardar el ganado que pastaba en la Dehesa de Olarizu y abastecía las carnicerías locales. Abandonada posteriormente, la Casa de la Dehesa fue utilizada como almacén hasta 1987, año en que se acomete su rehabilitación. Actualmente alberga las instalaciones del banco de germoplasma del Jardín Botánico de Olarizu.

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Cerro de Olarizu
Cerro de 709 metros de altura que ofrece una magnífica panorámica de la ciudad y de la Llanada. Cerca de la cumbre se encuentra el Castro de Kutzemendi, con restos arqueológicos de un poblado que estuvo ocupado durante toda la Edad del Hierro y hasta principios de la romanización.

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Colada de Peña Betoño
Antigua vía que unía La Rioja Alavesa con Vitoria, atravesando los Montes de Vitoria, por el portillo de Peña Betoño. Fue una importante ruta comercial de intercambio de ganado, vino y otros productos agrícolas. Actualmente acondicionada como ruta verde para el paseo, aún se pueden encontrar tramos empedrados, por los que descendieron los carros cargados durante siglos.


