Juan Carlos García
Un árbitro en la élite
Juan Carlos García pitó la final olímpica de basket, la de Copa y el último partido de los play-off, y ha cumplido 600 partidos ACB
Ni el guionista más cercano habría estirado el argumento hasta los límites alcanzados por Juan Carlos García en un 2016 inolvidable, irrepetible, tras el que «la vida sigue con nuevos retos». El árbitro que reparte su procedencia entre Bilbao y Basauri cerró el año en Barcelona pitando su partido 600 en ACB. En todos reivindica la figura del árbitro como deportista y por ello se siente especialmente orgulloso de ser el primer colegiado en activo que recibe este premio de EL CORREO. «Somos deportistas como cualquier otro y así debemos ser reconocidos. Por eso es un honor y un orgullo enorme que se me reconozca así. Y para mi colectivo es igual de importante».
García González se resiste a despedirse de un calendario en el que hizo cumbre en el Everest del arbitraje en el planeta basket. Cuando recibió su carta olímpica sintió tocar el cielo, pero aún le quedaba un trecho más para coronar su sueño. «El hecho de nominarte para los Juegos es en sí un sueño hecho realidad. Vas con ánimo de dar lo mejor de ti y cuando estás ves que hay opciones. Trabajas con esa motivación y vives una cantidad de sensaciones indescriptibles».
Destacó dirigiendo quizá el partido más emocionante del torneo masculino en Río, un Estados Unidos- Australia que durante muchos minutos dio la sensación de poder acabar con la tiranía norteamericana. «Tuvo mucha trascendencia, porque estuvo muy igualado, con Australia delante en el marcador mucho tiempo. Fue bonito y salió muy bien. Pero era muy pronto para imaginar que te podía llegar la gran oportunidad de la final. Las esperanzas surgen cuando llegas a los cruces y ves cómo queda el cuadro. En cuartos me designaron para el Croacia- Serbia, que era el más complicado por lo que envuelve ese partido y también salió muy bien. Percibes que puedes estar entre los elegidos pero tienes los pies en el suelo porque hay muchos árbitros y un nivel enorme».
La última piedra en el camino se la apartó, involuntariamente, España al verse relegada a la lucha por el bronce. «No lo quería nombrar pero que se quedara España fuera de la final fue básico», recuerda bromeando. Y llegó la comunicación tantas veces imaginada. Estados Unidos- Serbia, una final olímpica con árbitro vizcaíno. Por ponerle un pero, aunque suene a pecado, la abrumadora superioridad de los hombres del ‘coach K’ aligeró el espectáculo. «Pero las sensaciones quedan para siempre y nunca sabes lo que puede pasar. Lo he visto esta semana repetido y sí, se rompió muy pronto, pero disfrutas de dos horas irrepetibles. No puedo individualizar ese premio. Yo pité la final, pero hay un colectivo que me ha apoyado y formado y son los que hacen que esté ahí. Cuando empecé no tenía ninguna mira. Te formas continuamente. Allí, sobre el parqué de Río me acordaba de las canchas de Bizkaia, Maristas, Loyola, Basauri, Tabirako... raíces que no olvidas nunca y dan sentido a ese recorrido muy bilbaíno, desde el botxo a una final olímpica (ríe)».
No sólo del maná olímpico se ha alimentado en 2016 Juan Carlos García. a pitado los partidos decisivos en el calendario español y sus actuaciones en Euroliga concuerdan con los encuentros más calientes. «Pité la final de Copa y la de Liga, con el último partido de los play-off. Repetir un año así es complicado, pero tienes que seguir la norma de disfrutar del basket y hay otras formas de hacerlo que pitando finales».
Una finalísima de Euroliga sería el gran objetivo pendiente para el colegiado vizcaíno. «Mantener los pies en el suelo, trabajar y buscar motivaciones». Los tres primeros mandamientos de su catecismo. «Nada de lo logrado quita para seguir igual y cada partido es el más importante. Sigo siendo el mismo. Sería un error pensar que ya lo tienes todo hecho», concluye.
LA CLAVE
Partidos de la ACB ha superado el árbitro vizcaíno.
LA FRASE
Agradecido
«En Río pensaba en Maristas, Loyola, Basauri, Tabirako, tus raíces que dan sentido a todo»