ESTAMPAS BILBAÍNAS

:: ARCHIVO EL CORREO

EL HOMBRE QUE CARGA CON EL PESO DE LA GUERRA

En 1911, Manuel Azaña habla de una nueva idea de España y de una generación que «ha visto los males de la patria y ha sentido al verlos tanta vergüenza como indignación». Llegan aires de renovación.

1930

Azaña se dirige a la multitud que llena Vista Alegre. El presidente de la República lucha por un nuevo país a través de la palabra, del discurso encendido, que busca agitar la conciencia de la sociedad, transformarla y acercarla a Europa.

Al final de su vida, convertido en un despojo, solo aspira «a que queden unos cientos de personas en el mundo que den fe de que yo no fui un bandido», convencido de que la historia de la Guerra Civil, de sus antecedentes y de sus resultados «será una gigantesca mistificación, y que las generaciones hoy vivientes nunca conocerán la verdad », le escribe a Rodríguez Lafora en pleno conflicto.

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